Cargando...
Las primeras calderas inauguradas entonces se imponen como verdaderos colosos de metal en ese museo, ubicado en el centro de Asunción (barrio Sajonia), en el mismo lugar donde se inició la producción industrial de energía eléctrica en Paraguay, que hasta entonces era un lujo reservado para familias que podían permitirse la adquisición de pequeños generadores.
Pasillos subterráneos similares a catacumbas, que hoy pueden ser recorridos por los visitantes, eran los oscuros espacios donde los operarios trabajan bajo altas temperaturas y condiciones precarias para alimentar las gigantes calderas con paladas de leñas que se convertían en electricidad.
Fue el ingeniero italiano Juan Carosio quien vio una oportunidad de negocios en Paraguay y obtuvo la concesión para producir energía y adquirir tranvías.