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La polémica y las discusiones siguen a 150 años del inicio la Guerra Grande y la firma del Tratado Secreto de la Triple Alianza. El dedo en la llaga lo vuelve a poner Igor Fleischer Shevelev, cónsul honorario de Rusia en Paraguay, aficionado a la historia y autor de una investigación que acaba de publicar el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec) en dos tomos de 800 páginas.
Sobre los límites que fueron demarcando el Paraguay, en el Tomo I, menciona que hay una paradoja muy grande que hay que dividir en dos: Una es el comportamiento que tuvo la Argentina y otra, la del Brasil.
Fleischer sostiene que, de alguna manera el Brasil, desde la época colonial portuguesa, pretendía el río Apa como límite con el Paraguay y, terminada la guerra, se mantuvo en eso. “Podrían haber querido llegar hasta el Aquidabán o el Ypané, pero se mantuvieron en la pretensión de cien años antes de la guerra”.
No obstante, comenta que esta discusión es muy confusa y se remonta al Tratado de Madrid firmado entre España y Portugal en 1750 y el acuerdo complementario de 1751. En el tratado se estableció como uno de los límites entre españoles y portugueses el río Ygurey, considerado primer río al norte de los Saltos del Guairá, pero este cauce no encontraban los demarcadores de entonces porque el primer río que estaba cerca de la naciente, en realidad era el Ygatimí. Todo esto llevó a fundar Concepción (1773) y luego el Fuerte de San Carlos (1796) para preservar las fronteras españolas.
Esto significa que históricamente los Saltos del Guairá y la Cordillera del Mbaracayú estaban en territorio paraguayo. Comentario al margen, si se mantenían estas fronteras, Itaipú se hubiera construido más arriba y preservado los Saltos.
A criterio de Igor Fleischer, el caso del comportamiento de la Argentina “es penoso”. En su libro expone que el mismo Carlos A. López cedió las Misiones ubicadas entre el río Uruguay y el Paraná a la Argentina en el Tratado Derqui-Varela (de reconocimiento de nuestra independencia). Durante el gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia el Paraguay “era dueño y estaba en pleno ejercicio del dominio de todo el territorio de las Misiones manteniendo exitosamente un extenso litoral sobre el río Uruguay”.
Los argentinos pretendían incluso apoderarse de todo el Chaco. “Entonces Carlos A. López volvió a reconquistar ese territorio (Misiones), pero ya se dio una situación de hecho en el que el Gobierno paraguayo lo había cedido anteriormente. Por tanto, los argentinos ya se sintieron con derechos y, aunque nunca reclamaron explícitamente antes de la guerra, después de la Triple Alianza sí lo reclamaron. Es que ya había papeles anteriores y dijeron: esto es nuestro”, explica Fleischer.
El autor del polémico libro añade: “La otra situación que yo creo gravísima es realmente que el Mariscal Francisco Solano López nunca cuidó las fronteras. En las Misiones, no había un solo fortín, un poblado que resguarde ese territorio como paraguayo, toda esa ruta que se había mantenido con el Dr. Francia desde Itapúa hasta Hormiguero, frente a San Borja, se perdió. En el Chaco no había nada, ningún fortín, salvo los de la costa del río Paraguay. No se tomó la previsión de fundar fortines, que comparado con el costo de la guerra, hubiese sido ínfimo. Como mínimo había que tener solados a 50 kilómetros. Por eso perdimos las Cataratas de Yguazú y perdimos los Saltos del Moconá, dos kilómetros del río Uruguay que caen a un precipicio”.
Sigue explicando que “también se perdió la frontera sobre el río Uruguay, que es más grave aún. O sea, en toda la historia hay mucho fanatismo que no conduce a nada, porque hay muchas cosas que tienen su causa y su explicación”.
La línea de Tordesillas
El investigador también cita que ningún autor paraguayo ha profundizado en el Tratado de Tordesillas (1494) que marcaba la frontera entre España y Portugal en el Río de la Plata: “Esa línea fue trasgredida por los portugueses casi de inmediato que fueron ingresando al territorio. En contrapartida, los españoles también respondieron a los portugueses al posicionarse en las Filipinas aludiendo a que el tratado dividía el Este y el Oeste. Los españoles dijeron: Nosotros vamos por el Oeste y llegaron así a las Filipinas, dando vuelta a la Tierra, pero ese no era el pacto. Entonces, cada país tenía sus razones y por eso a España le importó poco el avance de los portugueses”.
A su criterio, la cuestión de los bandeirantes “es otro cuento” y argumenta: “Los bandeirantes nunca tuvieron interés en el territorio que era de la Provincia del Paraguay. Ellos lo que querían era cazar a los indígenas y venderlos como esclavos. Ese era su único papel. Y lo que lograron fue despoblar la región dejándolo virgen para el avasallamiento por colonos brasileños. Por otro lado, los hispanos jamás ayudaron a los nativos para poder defenderse de las incursiones de los bandeirantes. Recién con las Misiones del Paraná se autorizó a los indígenas a utilizar armas de fuego para contenerlos y no les permitieron avanzar”.
Prosigue su relato en que una situación similar fue la que llevó a la Revolución de los Comuneros debido al encono que surgió entre los criollos asuncenos y los jesuitas, pues estos últimos protegían a los indígenas y no permitían a los colonos de Asunción apoderarse de ellos para la Encomienda. “Así que el problema era social. Los Jesuitas hacían su trabajo con los indios, pero los colonos querían apoderarse de ellos. Así se dio la guerra de los Comuneros, que también era descabellada. Es una gesta heroica, patriótica, pero no podía Asunción ir contra España, un reino demasiado grande. Y al terminar la Revolución de los Comuneros ¿qué es lo que se consiguió? Que el límite de la Provincia del Paraguay llegara al río Tebicuary”.
Curiosidades
El libro de Fleischer rescata varias curiosidades que considera podrían ser “novedosas” porque no han sido muy abordadas como otros hechos.
Uno de esos puntos llamativos es lo que tiene que ver con tribus guaraníes. Por ejemplo, en la crónica de Pedro Hernández, quien acompañó a Álvar Núñez Cabeza de Vaca en su expedición, habla de que los guaraníes habitaban la zona de Santa Catalina a 1.500 Km de Asunción, donde dominaban los Carios. Por tanto, en Paraguay se podría decir que se adoptó el idioma de los carios y que el mestizaje se dio con esta parcialidad. Sin embargo, se identificó a todos como guaraníes. “Pero esto no significa nada en realidad, sino es simplemente una curiosidad histórica”, concluye.
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