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- ¿En qué consiste su trabajo en El Salvador?
- Gestiono toda la cooperación de Unicef en El Salvador. Discutimos entre el Gobierno, las ONGs y la sociedad civil sobre las prioridades para la infancia y la adolescencia. Nuestra base es la Convención de los Derechos de la Niñez y las metas acordadas en las cumbres. Actualmente trabajamos con las metas del milenio para todas las NN.UU. buscando asegurar un futuro mejor.
- ¿Cuál es la situación mundial de los niños?
- En la última década ha habido importantes avances en el mundo, particularmente en América Latina, donde la tasa de mortalidad infantil ha bajado a casi 50 por ciento. Pero en Latinoamérica las dificultades se traducen en un paro y un retroceso en cinco países. Paraguay se encuentra entre ellos tanto en salud, mortalidad de menores de cinco años y estancamiento en educación. Los otros son Venezuela, Perú, Bolivia y Ecuador.
- ¿Se podrían sintetizar las causas en la corrupción?
- Definitivamente. Si uno mira lo que ha pasado en los últimos años y trata de identificar un factor único, es la corrupción, y más aun en el Paraguay. Nuestro país -lo digo como paraguayo, no como representante de Unicef- ha perdido totalmente credibilidad en el ámbito internacional, descrédito que se refuerza con la actuación de los tres poderes del Estado.
- Falta una verdadera revolución en cuanto a infancia...
- Sí, falta una política de desarrollo económico con un paquete de desarrollo social. Un estado moderno, flexible, visionario, una participación activa de las fuerzas vivas de toda la sociedad, del sector empresarial, industrial y privado. Queremos que los niños tengan un comienzo de vida saludable y educacionalmente bueno.
- ¿Cómo ve la presencia de niños en los semáforos, donde caen luego en la prostitución, la drogadicción?
- Como no existen políticas sociales y públicas adecuadas, las familias van a las calles a tratar de conseguirse el sustento o ver cómo sobrevivir. A la par hay un aumento impresionante de la violencia y el abuso contra los menores, de prostitución infantil y tráfico de menores.
- ¿Otra vez Paraguay lidera las estadísticas?
- Paraguay se encuentra en casi todas las listas de las peores condiciones en Latinoamérica. En el interior, los servicios de salud son inexistentes, no hay medicamentos ni médicos para los pobres. La desnutrición ha ido en aumento y en algunos casos hay malnutrición, que tiende a un hambre notorio. Hay muy poca mejora en acceso al agua y saneamiento del medio ambiente. Paraguay tiene agua para vender en cantidad, pero la calidad es malísima, tanto en servicio proveído por el Estado como en aguas superficiales de ríos y arroyos. Si bien he visto preocupación en la gente pensante, veo mucha desidia. Es como que la esperanza se ha muerto para el resto.
- ¿Mientras, en qué andan los políticos?
- No se cree mucho en los políticos, que deberían estar trabajando hacia la gente y estar sirviendo al Estado paraguayo y no sirviéndose de él. Estamos en un periodo que podemos considerar como uno de los peores en la historia del Paraguay. Los indicadores sociales de manera global se han estancado y los signos de retroceso son claros. Pero aquí viene otro punto que he notado con buenos ojos: lo que se está haciendo en IPS, por ejemplo, puede ser importante para cambiar la situación.
- Pero resulta insuficiente.
- En otros países la gente sale a las calles a protestar, pero aquí la desidia es llamativa. Cuando los políticos y el Poder Legislativo no funcionan y están robando o entrando en connivencias para despojar al Estado, cuando el Poder Judicial falla contra los intereses del país, cuando el Poder Ejecutivo es utilizado simplemente como trampolín para el enriquecimiento ilícito, la gente debería salir a las calles a protestar y hacerse sentir. Es increíble que no se note ese tipo de actitudes y reacciones en Paraguay. Lo que están haciendo los políticos aquí es despojar a los niños, a nuestros hijos, de un futuro más o menos razonable. ¡Eso están haciendo, y la gente no ve!
- Quizás culpan a la globalización
- El papa Juan Pablo II decía que la globalización no es mala a priori, sino los procesos de su implementación en los países son los que podrían ser malos. Es así como la globalización para América Latina no ha sido la panacea y ha significado casi un retroceso en desarrollo económico o ha aumentado la pobreza. Pero aquellos países que han trabajado seriamente el proceso globalizador han reducido la pobreza. Chile y Costa Rica son dos ejemplos. Hay otros donde la pobreza se ha estancado en forma alentadora como en El Salvador y México. Es decir, cuando los políticos toman la cosa pública como de particular interés para su población, funciona.
- En qué medida colaboramos a mejorar o empeorar dando limosnas a los niños de la calle?
- No se puede hacer esa comparación. Hay una publicidad que hacen los organismos de la niñez en canales internacionales en que aparecen un niño limpiaparabrisas y la pregunta: ¿Sabe por qué está este niño en la calle? Pasa a la segunda toma y dice: Para que Ud. lo pueda ver. Para las sociedades, estos niños son invisibles, o peor: son culpables de su situación. Pero ni ellos ni sus familias son responsables, sino la falta de oportunidades y las decisiones que se toman en materia de desarrollo político y social.