Pirotecnia y autismo, mala combinación

La sensibilidad auditiva de las personas con autismo las hace vulnerables a los estruendos de las fiestas. La explosión de cohetes y fuegos artificiales les alteran por esa razón; por lo que controlar los ruidos es sumamente importante para su bienestar.

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Sus oídos son muy sensibles. Por eso, generalmente se tapan muy fuerte, tienen crisis de llanto, berrinches o hasta llegan a autolesionarse. Toman una posición agresiva para comunicar que los ruidos les molestan. 

Para mitigar esta situación se puede poner al niño con autismo en un lugar del domicilio aislado de los ruidos externos, con música y auriculares, o bien intentar apartarse de la ciudad donde mayor cantidad de juegos pirotécnicos se explosionan. 

Los juegos pirotécnicos no solo afectan auditivamente a los niños con autismo, también pueden causar daños irreversibles al oído en las personas que manipulan las bombas.

La pirotecnia puede producir distintos grados de pérdida de audición, generalmente por daño del oído interno, que es de tipo irreversible, pudiendo llevar a la pérdida total de este sentido. Además, los fuegos artificiales pueden provocar también acúfenos o tinnitus, que es la percepción de zumbidos en oído.

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