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Las piezas principales, por supuesto, son María, José, y el niñito Jesús.
Desde luego acompaña el ángel, al igual que está presente el pastor con su rebaño.
No faltan los tres Reyes Magos, con sus camellos, llegados del Oriente para visitar al recién nacido.
Es una costumbre muy típica paraguaya adornar el pesebre con follaje natural, y acompañarlo con la tradicional flor de coco, que inunda con su aroma penetrante e inconfundible.
Ya la familia estará sentada rodeando al pesebre, mientras, quizá, se saborea un delicioso clericó, con unas porciones de la típica sopa paraguaya.
La Navidad convoca a cada uno de los integrantes de la familia a estar reunidos, para celebrar juntos, y fortalecer los lazos de unidad, durante una recordación plena de religiosidad cristiana, con detalles autóctonos, como el aroma a flor de coco, que no falta en cada hogar.
Hoy es día de celebrar. En un ambiente de paz, armonía, amor y concordia, con amenas conversaciones que transportan a la infancia, plena de recuerdos mágicos, tiernos y gratos.