Parte de la historia

Hace más de una década que vive en París. María Victoria Benítez se formó profesionalmente en La Sorbona y en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios. Mitad vacaciones, mitad ajustes de investigación doctoral, estuvo pasando unos días en Asunción, abocada en su libro sobre la migración en Paraguay. Victoria apunta: “Llevo varios años buscando en los archivos franceses sobre la inmigración europea”.

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María Victoria Benítez no quiso desaprovechar su visita para comentarnos sobre el extenso trabajo de investigación que viene realizando, a fin de poner a punto su tema de tesis doctoral. Las migraciones le interesaron desde siempre y su labor abarca desde el siglo XIX hasta nuestros días. “Trato la inmigración desde la época del Dr. Francia, quien era enemigo de los extranjeros, incluso gente como Amado Bonpland tuvo problemas. El Dr. Francia temía las ideologías extranjeras porque Paraguay era una nación independiente, sobre todo temía a Argentina y Brasil. Pero con Francia sí tuvo cierta apertura.

Luego hubo otras inmigraciones, como la hermana de Nietzsche, pero eso ya fue en 1900”. Vicky es Lic. en Letras Modernas con dos masters en la misma especialización. Además de otro master en Relaciones Internacionales, dentro de la disciplina de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos. Continúa con Historia Moderna y Contemporánea formando parte de laboratorios de investigación de Mundos Americanos. Ha participado en conferencias y coloquios (como disertante y oyente) a nivel universitario tanto en Francia como en África, Turquía y España. Destaca especialmente su participación activa en conferencias de la Unesco.

–¿Qué significó Paraguay en la mentalidad de los inmigrantes a lo largo de las épocas?

–En muchos casos Paraguay era un punto de llegada, no de destinación. Venían a parar aquí después de pasar desilusiones en Argentina. Cuando fue la migración organizada, llegaban de todas las maneras: a caballo, en carreta, pasaban muchas penurias.

–Sí, llegaban de otro mundo, quizás con temor.

–Los que vinieron de Europa también venían de sufrir en su tierra. Por ejemplo, los catalanes que llegaron en los años 1930-40 contaban que vivían en el monte allá. O sea no era un choque, además tenían espíritu de aventura.

–Querían la tierra y trabajarla para vivir.

–Sí, en Italia la tierra era carísima y Paraguay necesitaba mano de obra, sobre todo después de la Guerra del 70. En la migración organizada del tiempo de Carlos Antonio López, el viaje les salía gratis. Paraguay les daba además herramientas para trabajar la tierra y construirse una casa; pero la tierra la iban pagando de a poco.

–Ud. remarca el objetivo de ver como un aporte económico y no como un problema social.

–Así es. Esas migraciones estuvieron pensadas. Por supuesto, muchos no llegaban o terminaban yéndose a otros países. No hay que olvidar que hubo mucho engaño, los promotores de los viajes desde Europa hacia América del Sur tenían su comisión por cada migrante; engañaron a muchos que no eran agricultores, de esa manera entraron músicos, modistas y de otros oficios y profesiones.

–¿Qué ha escrito sobre la inmigración francesa?

–Para trabajar la tierra en Paraguay la primera inmigración fue la francesa, la que conocemos como Colonia Nueva Burdeos, luego otra que quiso llamarse Nueva Picardía, pero realmente fueron tentativas. Detallo esto en el libro.

–¿Cuál fue la inmigración que dio mejores resultados?

–No sé, hubo muchas importantes, está la de los menonitas (1927), tuvimos italianos, sirio-libaneses, japoneses, polacos... En mi trabajo doctoral destaco sobre todo la importancia de conocer la inmigración de cada época de nuestra historia.

–¿Por qué le interesó el tema?

–Surgió cuando hacía mi master sobre las relaciones diplomáticas entre Paraguay-Francia y consultaba en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Me fui encontrando con datos muy interesantes, incluyendo cartas personales de gente que quería saber sobre sus parientes porque habían perdido todo contacto.

–En esos grandes archivos, la información debe estar muy ordenada.

–Pero lo referente a Paraguay está metido en los archivos de Argentina, Brasil y Uruguay, ahí con esfuerzo y santa paciencia encontrás –en biblioratos enormes– 5 páginas que hablen de nuestro país. Por suerte, me apasiona investigar.

–¿Cuál es el título de su libro?

–Son 500, 600 páginas escritas originalmente en francés, pero el libro va a ser traducido al español y se llama: “Cruce migratorio en el corazón de América del Sur. Paraguay siglos XIX-XX”. Quisiera resaltar que van a ser dos libros: inmigración en Paraguay y también la emigración paraguaya. Los separé para abordar mejor cada uno. Los voy a lanzar el próximo año.

–¿Qué espera de todo este trabajo?

–Qué sirva de fuente de consulta en las universidades y también que pueda ser adquirido por toda persona interesada. Llevo años investigando en el Archivo de París, pero nunca me encontré con un solo paraguayo que hiciera lo mismo. Es verdad que ahora hay materiales que hacen las asociaciones, los descendientes de inmigrantes, pero es más de fotos y descripciones. Lo mío es científico y abarca varias comunidades, también la parte cartográfica es relevante. Va a ser precursor.

–¿Qué es lo que más disfruta académicamente en Francia?

–Siempre me gustó la docencia y la ejerzo formándome constantemente. Me apasiona ir a las conferencias, donde realmente se escucha a expertos en la materia, eruditos que hablan con datos comprobados.

–¿Cuál es la base de nuestra identidad?

–Fundamentalmente el mestizaje, aunque a muchos todavía les cueste reconocer que el paraguayo lleva sangre indígena.

lperalta@abc.com.py 

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