Parque Caballero, del esplendor a la ruina y la miseria

El Parque Caballero es uno de los espacios verdes más emblemáticos de Asunción, el más céntrico, el más aristocrático, el punto de encuentro de la salud, el deporte y la distracción para todas las edades. En los últimos tiempos ha devenido en el abandono, la ruina y la miseria. La recuperación hasta ahora es solo discurso.

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“El Parque Caballero ofrece paisajes de raro encanto. La fresca brisa del río corre por sus rumorosas avenidas. Un cafetal se ensangrienta de frutos en los otoños. Árboles de yerba mate forman montículos artificiales (...)”. Así describía Natalicio González al parque en la década de 1930.

A lo largo de su existencia el Parque Caballero fue el sitio urbano por excelencia para la distensión de los asuncenos. Tenía el chorro en el barranco, era bañado por manantiales naturales que conformaron lagunas artificiales y luego piscinas utilizadas como balneario. Tenía almácigos y viveros con abundantes plantas ornamentales y forestales. Además poseía una pérgola y cancha de tenis.

Bajo la enramada de la “Glorieta del General” se resolvían los grandes problemas de Estado en época de la hegemonía del general Caballero. Luego la residencia de la familia pasó a ser el “Café del Parque”, describe Arturo Bordón en la Guía Geográfica y de Turismo del Paraguay de 1932.

El guía del Museo, Ramón Alonso, dice que la “Quinta Caballero” era muy querida, apreciada y frecuentada por importantes personalidades. De hecho, albergó a la primera cancha del Club Olimpia hasta 1923, pues uno de los jugadores era nada menos que Francisco “Pancholo” Caballero Álvarez, hijo del general Caballero con su segunda esposa, Julia Álvarez.

También menciona que el eucaliptal y la fila de palmeras imperiales datan de 1882 y fueron plantados sobre un plano de camineros diseñado por el botánico Juan Ceriani, quien se dedicaba a la venta de flores y era muy amigo del general Caballero.

Convertido en parque municipal en 1925 siguió conservando todo el esplendor de cuando era el “Mburuvicha Róga”, un sitio mimado por la Municipalidad de Asunción y la ciudadanía.

Desde 1958 fue escenario de los tradicionales “corsos de las flores” y corsos de carnaval organizados por el Club de Leones de Barrio Obrero durante años.

Dio lugar a las primeras competencias de ciclismo, natación, tenía un área de camping y se realizaban allí las más diversas actividades sociales, hasta carreras de mozos.

Hoy es un sitio devenido en ruinas, con un aspecto deprimente. Es inseguro y una postal de la vergüenza para la Madre de Ciudades.

Puente colgante y lagos

Uno de los principales atractivos del Parque Caballero eran sus lagos artificiales. En la primera época tenía fuentes de agua alimentada de los manantiales, al igual que su primera piscina, que data de 1934. Luego vino la Piscina Olímpica, que fue construida hacia 1956. A lo largo de los años fue remodelada en varias ocasiones y se abría en cada temporada de verano. Durante la época del Gral. Porfirio Pereira Ruiz Díaz se encargaba de ella el Consejo Nacional de Deportes.

En los 70 el parque contaba con estanques de plantas acuáticas y peces de colores que eran el deleite de los niños que los observaban asombrados desde un puente colgante. Que todo haya terminado es imperdonable.

Fotos: David Quiroga / Archivo ABC Color.

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