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“Creo que mi madre, Alejandrina Acosta, fue quien me inculcó el amor a la cocina, ya que ella era una excelente cocinera. Todo lo que pasaba por sus manos tenía la marca atávica del ‘po he’ con la que se nace, no se hace ni se adquiere. El ‘po he’ es una cualidad innata que no todos tienen la suerte de poseerla. El término pertenece a la lengua guaraní y no tiene traducción, ya que literalmente sería ‘mano sabrosa’, cosa imposible, ya que no es la mano la que se come o se saborea”, manifestó Graciela Agüero durante la entrevista que realizamos en su residencia de Asunción.
Sobre la investigación de las comidas autóctonas dijo que tal vez la curiosidad le haya nacido del contacto desde niña con los nativos del Chaco, ya que en la escuela de Puerto Casado compartían ella y sus hermanos como compañeros de clase con los de la etnia Sanapana, Angaite, Guana y otras que trabajaban en la fábrica taninera.
Resaltó que su familia, nómada como los nativos, recorría por todo el Paraguay visitando principalmente los asentamientos nativos donde aún subsiste, con la forma primitiva de elaborar y cocer sus alimentos.
“La mayoría de las comidas autóctonas con sus respectivos nombres las rescatamos con mis hermanos, con mucho tacto y con paciencia, entre los nativos, ya que son muy cerrados para admitir a alguien que no sea de su comunidad”, alegó.
Precisó que otra fuente importante que le sirvió mucho para rescatar nombres de las antiguas preparaciones culinarias fueron el viejo Hospital de Clínicas y el hospital del Instituto de Previsión Social. “Me acercaba a las ancianas para saber qué hacían para mantenerse fuertes a pesar de su avanzada edad y qué recordaban de sus abuelas para referirse a los alimentos que consideraban buenos para la longevidad”, cuenta.
Toda esa rica experiencia sobre el origen y la evolución de la gastronomía paraguaya se encontrará en el libro que se publicará el año que viene. Se denomina “El origen y evolución de la gastronomía paraguaya”. Será en versión bilingüe (castellano y guaraní).
Resaltó que la comida nativa quedó en el olvido. Se basaba en los ingredientes que produce el país como la batata, la mandioca, el zapallo, el andai, la gran variedad de poroto, maní, maíz y coco. En 2012 viajó al Japón invitada por los exvoluntarios de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, para dictar charlas sobre comidas paraguayas, y trabajó 40 años organizando eventos sociales. Es docente jubilada.