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La última noticia que los asuncenos tuvieron de su representante el concejal Martín Arévalo (ANR) fue que estaba muy concentrado en ganar votos para su candidatura a diputado mediante el “Gangnam Style”. No importaban las calles en mal estado, el caótico tráfico y la basura en Asunción. Arévalo forma parte de los 24 concejales que les cuestan unos G. 482 millones por mes a los ciudadanos, pese a que casi ninguna de las minutas que se presentan llega a la realidad.
Este año, desde febrero hasta la fecha, los ediles han presentado 921 minutas. Crear paseos peatonales, que los conductores de motos lleven impreso el número de su chapa en su casco y chaleco, crear ciclovías, despejar los paseos, sacar los molinetes de los buses. Se ha propuesto de todo, pero solo algunas ideas se concretaron.
Por ejemplo, el reemplazo de caballos por motos, idea de Hugo Ramírez (ANR), o la instalación de equipos para hacer ejercicios en la Plaza Infante Rivarola, idea de la bancada de Patria Querida.
El look de la política
La mayoría de los representantes de Asunción andan bien vestidos. Daniel Centurión (ANR) nunca repite el atuendo; Yamil Esgaib (ANR) acompaña su caro saco negro con la corbata colorada y la izquierdista Karina Rodríguez (FG) se peina a la moda. Es de esperar de sujetos que ganan más de G. 20 millones por mes.
En un año, incluyendo aguinaldo, un edil recibe la suma de G. 261 millones. Mucho más dinero de lo que recibe una comisión vecinal para hacer obras de infraestructura. El gasto anual en salario para los mismos, incluyendo el aguinaldo, llega a los G. 6.264 millones. Sin embargo, solo la mitad ha presentado su declaración de bienes al asumir el cargo, tal como lo exige el Art. 104 de la Constitución Nacional.
El cargo
Según Gustavo Laterza, quien ha escrito sobre la historia de Asunción, lo que se podría llamar la primera Municipalidad se creó en el año 1871. Pero el cargo de intendente y concejales, y sobre todo el salario de los mismos, apareció en 1909.
Antes de esta fecha, cuando no había dinero de por medio, nadie quería ocupar un cargo similar. Ahora los ediles ven el mundo desde lujosos vehículos.
La misión
La Junta Municipal tiene dos funciones principales: legislar y ejercer la contraloría sobre la intendencia. Pero con el paso del tiempo los concejales se han convertido en competidores del mismo intendente.
Disputan la clientela política, se meten en las licitaciones y distribuyen prebendas. “Es como si hubiera un intendente y muchos viceintendentes”, opinó Laterza. Durante las sesiones, de cara al presidente de la junta, los ediles colorados se sientan a la derecha y los liberales, izquierdistas y demás partidos, a la izquierda. Cada grupo sabe a quién acudir. Los cuidacoches a Karina Rodríguez, los empleados de la Terminal a Elvio Segovia (PDP) y los del Centro de Adoración Familiar a Martín Arévalo.
Los celulares suenan durante toda la sesión y se atienden todo tipo de pedidos de los correligionarios.
Aunque el artículo 27 de la Ley Orgánica Municipal prohíbe el tráfico de influencias, no se determina ningún tipo de sanción para los que violen la normativa.
Tener boca
Para ser concejal el requisito básico es tener boca. Un edil que no habla exageradamente es como Frank Sinatra con resfriado, o mucho peor, sobre todo, porque no saldrá en la prensa al día siguiente.
Hugo Ramírez se volvió famoso por pedir que se saquen de circulación las tablas ouija y que se libere a todos los loros de las jaulas.
Otros, con menos suerte, aparecieron en la sección de Policiales, Pepa Kostianovsky (PEN), por una querellada, supuestamente, por darle un “bife” a una mujer en un estacionamiento y el concejal liberal Pablo Faccioli (PLRA) por dar positivo en un control de alcotest, en diciembre de 2010.
Ayer Arévalo fue tema de conversación en las redes sociales no por estar trabajando en algún proyecto de interés para la ciudad, sino por discutir con su par colorado Melcha Melgarejo sobre quién recurrió primero al “Gangnam Style” para captar votos.
Laterza sostiene que no se trata de personas de barrio que llegan al cargo con la intención de servir, sino de personas que quieren escalar políticamente.
Mientras Arévalo cobra su salario de edil, en los muros de Asunción se lee su verdadera intención “Martín Arévalo diputado” La única manera de mejorar esta situación es que los ediles sean elegidos directamente por los barrios y que no ingresen colgados del intendente, según Laterza.
jorge.lombardo@abc.com.py