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Paraguay nuevamente fue marginado por el papa Francisco de la nómina de países que tendrán cardenales.
El domingo pasado, el Pontífice convocó para el 29 de junio un consistorio para nombrar 14 nuevos purpurados y en la lista aparecen dos sudamericanos Mons. Pedro Barreto, arzobispo metropolitano de Huancayo en Perú y Mons. Toribio Ticona Porco, prelado emérito de Corocoro, en Bolivia, que es la segunda vez que tendrá un cardenal; el primero fue Julio Terrasas.
Algo pasa con Paraguay. En noviembre pasado, cuando los obispos estuvieron de visita ad limina en Roma, tras el recorrido por los discaterios, los voceros del episcopado anunciaron que en adelante se agilizaría, por ejemplo, el nombramiento de nuevos obispos. Actualmente, falta designar cuatro obispos: dos diócesis están vacantes como Villarrica y Carapeguá y hay dos espacios a cubrir en el Vicariato Apostólico del Pilcomayo y en la diócesis de Benjamín Aceval, cuyos pastores renunciaron, ya que superaron los 75 años, que es el límite para estar al frente del gobierno pastoral de una jurisdicción eclesiástica.
La Conferencia Episcopal Paraguaya también trabajó en su momento en convertir cada departamento en diócesis y crear otras dos provincias eclesiásticas, dado que la actual diagramación de la Iglesia local data de 1929, cuando se crea la provincia eclesiástica del Paraguay con un arzobispado. Con esta nueva restructuración se tendrían dos nuevas provincias con otros dos arzobispos. Sin embargo, el proyecto parece que quedó cajoneado.
Cuando el Papa retornaba a Roma, tras su visita al Paraguay en 2015, fue preguntado del por qué no tenemos cardenales y su respuesta fue de elogio a la Iglesia local y agregó que era solo porque hay un cupo limitado. Pero nunca le llega el turno a nuestro país.
A todos los cardenales que nos visitaron también les hicimos la misma pregunta y hasta recibimos respuestas pintorescas como la del cardenal Franz Rodé, quien en una entrevista en Ypacaraí nos dijo: “Para qué quieren cardenal si aquí tienen muchos”, y señaló a los pajaritos cardenales que estaban tomando sol en la fría mañana sobre una alambrada.
Algo pasa con la Iglesia en Paraguay. La Conferencia Episcopal Paraguaya debería comisionar una delegación al Vaticano y, ya que es potestad del Papa decidir los cardenales, por lo menos debería pedir explicaciones de por qué no se nombran los obispos para las sedes vacantes.