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“Ahora que mi hija ya se operó de su labio fisurado me siento muy bien. Estoy contenta. Estaba esperando que se le opere. Me enteré por mensajes que me llegaron al celular”, contó ayer Liz Lorena Giménez, acompañada por su marido, Efigenio Martínez, acerca de la cirugía a la que fue sometida su beba de cinco meses, durante el primer día de la misión N° 21 de Operación Sonrisa Paraguay.
La familia llegó desde San Pedro, y en unos días ya retornará feliz a su hogar.
La criatura y otras 24 personas conforman el grupo de los primeros 25 pacientes a ser operados durante toda la semana, hasta el sábado, en el marco de la nueva edición local de una obra que aglutina a 34 profesionales médicos internacionales, 80 profesionales médicos paraguayos y 120 voluntarios del grupo estudiantil.
La coordinadora logística es Chiara Selzer Pampliega (22), quien forma parte del grupo solidario desde hace dos años, cursa la carrera de Relaciones Internacionales y expresa la alegría de ser partícipe de una obra que cambia vidas.
En la sala posoperatoria pudimos conversar además con la doctora pediatra Silvia Villagra, voluntaria, acreditada en Operación Sonrisa desde hace seis años.
“Mi tarea es, con otros profesionales, antes de que los pacientes vayan al quirófano, realizamos el preoperatorio, donde vemos que ellos estén en condiciones para operarse. Y cuando salen, por supuesto, el posoperatorio. Cuidamos las medicaciones, que no haya ninguna complicación de la cirugía, y después ya se van a su casa”, refirió.
Lo interesante de los pequeños pacientes operados es que logran una recuperación bastante rápida, y un día después de la cirugía ya pueden volver a su casa.
“Es increíble su recuperación”, sostuvo la doctora, quien agregó que “en la sala posoperatoria los pacientes reciben antibióticos, algunos requieren de una dosis quizá un poco mayor por vena, y que se hidraten un poquito más antes de que lo puedan hacer vía oral, para no retirarles tan pronto la hidratación”.
Explicó además que los padres llevan un protocolo en una libretita, con una dieta especial, con alimentos en forma de puré, y otros cuidados.
“Los papás aprenden cómo realizar las curaciones, les mostramos los procedimientos y les damos los insumos necesarios para el efecto”, argumentó.
Una semana después de la cirugía cada paciente debe acudir a la clínica de Operación Sonrisa, para los chequeos correspondientes. “Ahí ya se le da el alta generalmente”, expresó por último.