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Cientos de automovilistas utilizan la avenida Costanera para evitar circular por la maltrecha Artigas. En el carril de salida de la ciudad, hacia la derecha, existen ocupaciones que empiezan luego del cauce Antequera.
Los pobladores de la zona, que son damnificados de la crecida del 2014, crearon minivertederos donde se realizan reciclajes. Al separar los desperdicios reutilizables, los residuos orgánicos son arrojados en cualquier parte, lo cual ya provocó quejas no solo por el impacto visual que genera un vertedero en pleno centro, sino por el impacto ambiental negativo que causa esta circunstancia.
La situación fue constatada por un grupo de concejales de la Junta Municipal de Asunción que fue el viernes hasta la zona. El edil Federico Franco Troche (concertación Juntos Podemos) indicó que la visita, a priori, fue para verificar el reasentamiento de la venta informal, pero luego de recorrido concluyeron que lo más grave fueron los minivertederos.
Los desperdicios que no son reciclados son arrojados al agua. El lixiviado de las bolsas termina contaminando no solo al cauce sino también a la propia bahía de Asunción que, hasta ahora, presenta altos índices de contaminación, producto de la falta de tratamiento de efluentes y la propia basura arrojada –principalmente– por los lugareños.
Franco Troche indicó que, vía minuta, solicitarán a la Dirección General de Gestión Ambiental de la Comuna el cierre inmediato del vertedero. Dijo que la clausura del local deberá ir acompañada de una fuerte campaña de concienciación para evitar que esta práctica se siga propagando.
Ex Barrio chino
Uno de los grupos que fue indemnizado para abandonar la zona de la Costanera fueron los habitantes del popularmente conocido como Barrio chino, a los pies del Congreso Nacional. El área desocupada iba a ser utilizada para la construcción de un mirador que, debajo, iba a tener el estacionamiento del Poder Legislativo.
Sin embargo, la crecida del 2014 devolvió a un grupo importante de pobladores al lugar. Desde entonces, varias familias están asentadas allí y, con mayor aplomo que los antiguos habitantes, se dedican al “cuidado de coches” y al lavado de los mismos, además de la venta ambulante en la Costanera.
La reocupación del Barrio chino evitó que puedan iniciarse las obras de construcción del mirador y del estacionamiento. Al no tener un área establecida, los funcionarios del Congreso dejan sus vehículos en la propia Costanera, utilizando todos los espacios que deberían estar disponibles para la ciudadanía en general.
Sobre el punto, el edil Franco Troche indicó que se deberá hacer un trabajo con la Dirección de Área Social de manera a censar a las familias y, una vez que empiece el “operativo retorno” hacia las zonas ribereñas, se vuelva a desocupar el otrora Barrio chino.
Ambos dramas, cuyo fondo tienen una fuerte carga social, datan de hace un par de años y, de no ser solucionados en forma inmediata, serán un constante obstáculo para el Gobierno y la Municipalidad.