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CAACUPÉ, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Monseñor Valenzuela dijo que “es necesario rogar al Espíritu Santo, para que lave lo que está manchado, que riegue lo árido, lo seco, que cure lo que está enfermo, que encienda los corazones tibios y que enderece todo lo torcido para que se ponga recto. Nosotros reconocemos que en nuestro interior hay manchas y también hay partes que no dan los frutos que deberían dar. ¿Por qué? Porque se secaron. Porque andan enfermas. Porque también dentro de nosotros hay partes extraviadas que le hacen tomar decisiones desacertadas”, fueron las expresiones emitidas durante la homilía de la celebración litúrgica en la Basílica de Caacupé, que se realizó ayer de mañana.
Al respecto, el Obispo declaró que todos los obispos, sacerdotes y cristianos en general deben pedir también al Espíritu Santo una mayor docilidad, ser más accesibles al Espíritu Santo, que nos lleve a movernos. Y procurar reavivar en nosotros el impulso de nuestros orígenes”.
El prelado afirmó que los cristianos y el propio clero no pueden ni debe callar ningún tipo de injusticia, pues su misión es la de anunciar y denunciar.
El papa Francisco, que obligó a los obispos chilenos a presentar su renuncia, advirtió en noviembre pasado a los obispos paraguayos que no tolerará los abusos ni a los protectores.
En otro momento, monseñor Valenzuela manifestó que todas esas grandes mentiras, esos grandes robos, esas ofensas, esas grandes deshonestidades que nos afligen serán vencidos en la medida en que se luche contra ellos. “Hoy queremos y necesitamos de gente honesta, bondadosa, pacífica y que hace el bien, para que nuestro Paraguay cambie y se desarrolle para mejor”, señaló.
Casos locales
El 25 de setiembre de 2014, el papa Francisco destituyó al obispo de Ciudad del Este, Rogelio Livieres Plano, por incardinar al sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, acusado de acosar a seminaristas en Estados Unidos.
En su momento, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) intervino en el caso, y el afectado trató de homosexual a Pastor Cuquejo, uno de los miembros del colegiado.
En el 2015, los sacerdotes Gustavo Adolfo Ovelar y Francisco Javier Bareiro fueron denunciados por acoso por seis jóvenes, y fueron echados de la jerarquía.
Denunció manoseo
En setiembre de 2016, el sacerdote Silvestre Olmedo fue denunciado por una joven por manosearla.
Nuestro diario publicó el caso y el arzobispo Edmundo Valenzuela lo separó, pero trató de minimizar el caso al pedir no convertir “una piedrita en una montaña”.