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Mons. Ortiz cree que la marginación y los engaños son causantes de la situación que atraviesan los departamentos de Concepción y San Pedro. Explicó el problema con un ejemplo: antes una familia de 15 concepcioneros explotaba 10 hectáreas, pero cuando la tierra se volvía improductiva, la vendían. Primero eran productores de algodón. Vendían a gran escala. Luego les decían que al año siguiente iban a recibir G. 5.000 el kilo, pero les pagaban solo 3.000 y así empezaron a perder. Luego plantaron tártago, zapallitos, sésamo y ahora chía y todos los años aparecen las mismas trampas. “¿Quién va a trabajar así la tierra? Los campesinos se enojaron, cierran rutas y exigen al Gobierno. La Iglesia hizo lo suyo al enseñarles a hacer escuchar sus reclamos, pero no se los evangelizó. Allí algunos se volvieron izquierdistas, como en la Organización Campesina del Norte. Otro grupo se radicalizó y vinieron las rebeliones”, destacó.
Al referirse al autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), indicó que habló mucho del tema con el entonces obispo Fernando Lugo y luego presidente de la República. “Él trabajó mucho con los líderes campesinos en San Pedro. Y varios de ellos están en las filas del EPP. Cuando asumió como presidente le pregunté sobre el EPP y le restó importancia”, destacó, y agregó que para Lugo era un grupito de gente que se formó en Caaguazú y que luego pasó a San Pedro y Concepción. “Yo siempre sospeché que él tenía allí su respaldo, porque él quería un país socialista, pero cuando se dio cuenta de que con la plata no se podía, no resultó su plan”, resaltó.
Para Mons. Ortiz los miembros del EPP se instalaron entre San Pedro y Concepción y llama la atención cómo el Gobierno no los puede detener. “Muchos dicen que están aliados con los narcotraficantes y políticos y por eso no pueden eliminarlos”, afirmó.
Explicó que los policías y militares dicen que los pobladores los protegen, pero los campesinos tienen miedo a esas fuerzas de seguridad porque los maltratan. “Los del EPP llegan a sus hogares y les dan 1.000 dólares para que les consigan víveres y no se niegan a prestar ese servicio por miedo. La policía, en cambio, llega a la fuerza, los pone cuerpo a tierra y con tiros al aire, revisan sus casas y así nunca van a conseguir la colaboración de los campesinos”, afirmó.
Comentó que cuando el Gral. Patricio Colmán incursionó en los montes a buscar guerrilleros, instaló su cuartel en la zona y visitaba a los campesinos y de a poco preguntaba e hizo un mapeo; luego armó a los campesinos y al rato eliminó a los “alzados en arma”. Agregó que al campesino hay que respetarlo, hacerse querer y así va a colaborar, porque ahora tienen miedo de los militares y de los miembros del EPP.
Al referirse al actual gobierno de Cartes, indicó que su política económica es cada vez más restrictiva y quienes más sufren son los pobres. Agregó que en Salud y Educación faltan todos los insumos.
“Quiero mucho al Paraguay, pero no sé hacia dónde va y eso va a tener sus consecuencias políticas. Argentina ya cayó en su economía, ahora le sigue Brasil, luego será Chile, Venezuela, ¿y Paraguay se va a salvar? En estas condiciones vamos a seguirles”, apuntó.
Finalmente, indicó que 50 años de sacerdocio valieron la pena en su vida, porque muchísimos laicos lo ayudaron. A los jóvenes les pidió tomar decisiones y que si Dios “los llama”, que vayan al seminario para ser sacerdotes y no solo para estudiar y luego retirarse.
Corrupción en mayoría católica
Para Mons. Zacarías Ortiz, la Iglesia en Paraguay, así como en muchas partes del continente, está fallando en la evangelización. “La gente cree que evangelizar es solo predicar, y no es así. Cuando Jesús comenzó su vida pública exigió conversión porque se acerca el reino de los cielos y eso significa cambiar de modo de pensar y de vivir. No pide aprender rezos, sino cambiar de vida”, apuntó. “El Paraguay necesita una urgente evangelización. Tenemos el 90% de católicos y la mayoría es corrupta: los políticos, empresarios, los militares, policías y la gente. Nos vamos a misa pero luego recibimos coimas, hay robos o se lideran pandillas. Estas prácticas son opuestas al cristianismo”, resaltó. Añadió que la salida es la evangelización en las diócesis, donde se deben establecer controles del trabajo. Solo así se podrá instalar en las comunidades el cambio de vida y se recuperará la feligresía.
“De casualidad al seminario”
Monseñor Zacarías Ortiz confesó que ingresó “de casualidad” a la vida consagrada. “No tenía idea del seminario. Conocía a los sacerdotes diocesanos. Iba a la iglesia y ayudaba en las misas. Mi mamá era pobre, tuvo nueve hijos. Una vez me mandó a Asunción para ser criadito y que me ayuden a estudiar. Volví a mi pueblo, Arroyos y Esteros, y empecé a trabajar con mi papá, hasta que una de mis hermanas me recomendó estudiar porque tenía buenas notas”, indicó.
En esos tiempos conoció al padre Vicente Rojas, quien pidió a su mamá que lo enviara al seminario de los salesianos, que funcionaba al costado de la parroquia Domingo Savio. Luego pasó a la Argentina, donde completó sus estudios, hasta que recibió la ordenación sacerdotal. Mons. Ortiz celebra igualmente hoy 81 años de vida y los celebrará en la misa que presidirá a las 11:00 en Domingo Savio.
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