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El papa Francisco decidirá entre hoy y mañana la suerte de Livieres Plano. Su presencia en Roma forma parte de la conclusión de la visita apostólica que el Santo Padre mandó realizar en su jurisdicción eclesiástica, a raíz de varios manejos desprolijos y el entredicho que tuvo con el arzobispo Pastor Cuquejo.
El obispo paranaense llega a esta instancia luego de haber sido denunciado por supuesta malversación de donaciones que recibió para obras sociales, sin embargo él argumentó que utilizó en el mantenimiento de su seminario.
También se enfrascó en una lucha judicial con laicos, que cuestionaron su administración.
Anteriormente, ya se había puesto en entredicho con los obispos de la Conferencia Episcopal Paraguaya, a quienes denunció ante la Santa Sede de ser difusores de la teología de la liberación. Este cuestionamiento se conoció a través de la copia de la nota que entregó al entonces papa Benedicto XVI, y que según dijo, habría desaparecido de su oficina. Livieres Plano siempre cuestionó la actuación del colegiado episcopal, a tal punto que al término de la visita pastoral que realizaron a su diócesis el cardenal Santos Abril y Castelló y el obispo auxiliar de Montevideo, monseñor Milton Tróccoli, dijo que esa misión fue debido a que los obispos y el nuncio le calumniaron.
Pero la gota que colmó el vaso fue sin dudas el entredicho que tuvo con el arzobispo monseñor Pastor Cuquejo, quien planteó revisar el caso del sacerdote Carlos Urrutigoity, brazo derecho de Livieres Plano, al aparecer nuevas publicaciones que decían que era un peligro para los jóvenes.
La reacción de Livieres Plano no se hizo esperar y en un acto, trató de “homosexual” al arzobispo Cuquejo.