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CAACUPÉ, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Monseñor Amancio Benítez, con la voz entrecortada y con lágrimas en los ojos, expresó: “Les pregunto como paraguayo y como cristiano a los que tienen de sobra: ¿no les remuerde la conciencia cuando se habla de pobreza extrema, que 1.800.000 paraguayos pasen hambre? ¿No tenemos vergüenza ante el mundo y ante Dios? Esto es algo inconcebible en un país tan rico como el nuestro”.
Para que una persona se desarrolle adecuadamente necesita también de una casa digna, vestimenta y medicamentos, añadió el obispo de la Diócesis de Benjamín Aceval.
Asimismo, afirmó que las autoridades deben ser ejemplo en el cumplimiento de las leyes; cumplirlas y hacerlas cumplir. Agregó que los legisladores deben dejar de inventar leyes dañinas y perjudiciales y asesinas, sino que defiendan los valores de la vida y la familia; deben también dejar de pelear y atender las necesidades más urgentes de la gente, creando fuentes de trabajo, facilitando vivienda, educación y atención médica digna.
Mons. Benítez dijo que en honor a la verdad se debe admitir que la culpa no solo la tienen los gobernantes, sino también los padres o hermanos mayores que no saben administrar los recursos que poseen. Muchas veces priorizan la compra de bebidas alcohólicas, los juegos, la minicarga y el combustible para los vehículos antes que ofrecer una alimentación adecuada y una casa digna a los niños.
En otro pasaje de su prédica, defendió la vida. “¡Jamás escuchará a alguien decir con alegría: Maté a mi hijo, aborté, me deshice de mi hijo y ahora estoy feliz!”, exclamó monseñor Benítez.
Añadió que algunos insisten en legalizar el aborto, total muchas mujeres practican clandestinamente, justificando el crimen del aborto con apariencia de caridad. “Jamás se puede legalizar un crimen, facilitando. El aborto siempre será un crimen, un infanticidio, sea legal o no”, insistió.
El prelado también pidió a los jóvenes que no se desanimen, que estudien, que se preparen para la vida y que si encuentran algún trabajo, aunque sea el más humilde, lo realicen con dedicación y esmero.
La educación sirve para ser libres, tener criterios sanos y constructivos y no ser esclavos de los oportunistas y manipuladores, para no repetir los mismos vicios que criticamos.