Cargando...
Cerca de 50.000 fieles a la Virgen se dieron cita ayer desde tempranas horas en el santuario de Tupãrenda, en el kilómetro 34,5 de la Ruta II, jurisdicción de Ypacaraí.
Con el tradicional cántico: “Vienen con alegría Señor” y con el lema: “Desde el santuario ser testimonio de santidad” se celebró ayer la fiesta de la Virgen.
La misa de las 9:00 fue celebrada por el obispo Pistilli, quien al iniciar su homilía agradeció la presencia de toda la multitud que agrupó a delegaciones de todo el país, misioneros, familias con sus hijos, diáconos, novicios e incluso reunió a una gran cantidad de vendedores ambulantes que ofrecían desde estampas de la virgen hasta alimentos de distinta clase para pasar toda una jornada.
El obispo Pistilli resaltó –recordando el evangelio de Juan– que: “la virgen recibió a Juan como a su hijo, creció esa familiaridad, compartieron el día a día. Nosotros que somos hijos estamos llamados a llevarla a nuestras casas todos los días para que permanezca en nuestros corazones”, agregó al tiempo de instar a la mujer paraguaya a que fortalezca a la familia desde el hogar.
“Siempre hay un mal, pero lo que nos protege es ese vínculo familiar, tenemos que cuidarnos y protegernos todos entre hermanos, que seamos fuerte para resistir a la tentación y que nos hagamos valientes”, subrayó también el obispo de Encarnación.
El obispo recalcó igualmente en su homilía que todas las mujeres deben cultivar el espíritu de la fe. “Cada uno es como creció en casa, Dios nos va ayudando, pero es en la casa donde recibimos la vida de fe y de cristianos para que se fortalezca nuestro interior y podamos salir al mundo con olor a nuestra fe, tener olfato para reconocer donde es nuestra casa y donde no es”, sostuvo el religioso.
Otras celebraciones se realizaron ayer igualmente a las 11:30, 16:00 y 20:00. La celebración de la tarde fue la que más gente reunió, pues fue la misa para pedir por la salud de los enfermos.
Cientos de familias acudieron de distintos puntos del país como cada año, para renovar su alianza y fe en la virgen.
Las misioneras Viviana Chaparro y Adolfina Alvarenga comentaron que visitaron Tupãrenda desde Piribebuy, para pedir por la salud de la familia.
La devoción a la Virgen de Schoenstatt llegó al Paraguay con un grupo de sacerdotes y laicos, hace 50 años, y rápidamente se volvió popular.