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La comparó con una rama fina que es controlada por el viento que le lleva de aquí para allá, manejada incluso por el propio demonio en muchos casos, y de ahí la impunidad.
El prelado agregó que “ojalá el cielo se abra y nos dé la gracia de estar unidos, para restaurar esta sociedad, ya que el Espíritu Santo hace que en la diversidad se mantenga la unidad”.
Destacó que todos los ciudadanos tienen un lugar desde donde pueden aportar para la construcción de una sociedad más justa, fraterna, honesta y solidaria. Mons. Ortiz llamó a todos los cristianos a ser callejeros de la fe, llevando la evangelización a todos los rincones.
Expresó que la Iglesia no puede estar cerrada y arrinconada en los templos y que por lo tanto debe ser misionera. Más información en la página 14.