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CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Mons. Lucio Alfert durante su homilía expresó que al observar la realidad en el país, se puede constatar que se vive en constantes peleas o guerras. Peleas en los partidos políticos, guerras de grupos extremistas armados, etc.
Se cuestionó además si llegará, algún día, el momento en que los encargados de la seguridad dejen de estar ellos mismos involucrados en los delitos. Se preguntó cuándo el Poder Judicial y los estamentos de la justicia dejarán de torcer las leyes a favor de ricos y poderosos, para dar una verdadera justicia a pobres y desamparados. Agregó que reconciliación y vivir en libertad solo es posible si hay justicia.
Sostuvo además que a los problemas sociales, el Gobierno solo responde si se realizan marchas o protestas.
El obispo luego se refirió a la situación de su región diciendo que los pueblos indígenas sufren problemas de tierra, con poquísimo espacio para desarrollar una vida digna acorde a su cultura. Sin embargo están rodeados de estancias y sojales que les afectan con sus agrotóxicos, agregó.
“Siendo sus líderes presionados y luego corrompidos por el dinero causando divisiones en las comunidades y una migración forzosa a la ciudades, donde no pocas veces son tratados de intrusos molestos y basura humana, hay niños drogados y niñas abusadas a temprana edad”, apuntó.
Agregó que están preocupados por la pérdida de la cultura y espiritualidad, de jóvenes empujados al consumo de alcohol y drogas. Otros en la búsqueda de trabajo se les hace cultivar marihuana.
Mons. Alfert expresó que los servicios de salud no se adecuan a las culturas indígenas y que al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) no le interesa que los pueblos indígenas tengan su propio sistema educativo, no alienante según las culturas indígenas.
Al respecto subrayó que las autoridades responsables del MEC engañan y se burlan de los indígenas al aprobar buenas leyes al respecto o instalar el consejo nacional de educación indígena, pero dejar todo paralizado al no asignarle un presupuesto.
Asimismo, en su homilía el prelado se refirió al escándalo y el pecado, con autorización del Presidente de la República, de la deforestación descarada de hasta mil hectáreas por día en el Chaco, que actualmente exige una conversión radical.
Mons. Alfert también habló sobre las elecciones internas de los diferentes partidos que se realizan en pocas semanas diciendo que como se lleva adelante es un atropello a la democracia y al pueblo. Teniendo en cuenta que se utilizan el dinero y la presión política para poder torcer la voluntad popular, sacando el derecho al pueblo de participar de los actos electorales en forma real y libre.
Se preguntó, asimismo, si habría políticos y candidatos que amen de verdad al pueblo y estén dispuestos a sacrificarse por l.