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El Pbro. Ocampo Gaona se estaba desempeñando como cura párroco de la parroquia Catedral San Juan Bautista y vicario episcopal de Asuntos Económicos de la diócesis de San Juan Bautista de las Misiones. En tanto, el Pbro. Benítez Candia reemplaza a Mons. Cándido Cárdenas Villalba en la diócesis de Benjamín Aceval, ante la renuncia de este último al cumplir 75 años como establece el Derecho Canónico.
El anuncio de los nuevos nombramientos se hizo en el local de la Conferencia Episcopal Paraguaya a las 6:00 de la mañana, 12:00 de Roma. Estuvo a cargo del nuncio Ariotti, quien estuvo acompañado del arzobispo Edmundo Valenzuela y otros representantes del clero.
La ordenación episcopal y la toma de posesión de la sede diocesana de Carapeguá tendrá lugar en la Catedral Inmaculada Concepción de María de Carapeguá, y la ordenación episcopal y la toma de posesión de la sede diocesana de Benjamín Aceval será en la catedral Santa Rosa de Lima de Benjamín Aceval, en fecha todavía a determinar.
Ocampo Gaona nació el 19 de mayo de 1961 en Kurusu Kuatia, compañía de Mayor Martínez, departamento de Ñeembucú, y fue ordenado sacerdote el 24 de abril de 1993 para la diócesis de San Juan Bautista de las Misiones. Su nueva diócesis abarca todo el departamento de Paraguarí, con sede en Carapeguá.
El Pbro. Benítez Candia nació el 10 de febrero de 1973 en Cerroguy, Itapé, departamento del Guairá, y fue ordenado sacerdote el 24 de abril de 1999 para la diócesis de Villarrica del Espíritu Santo. Su nueva diócesis abarca todo el departamento de Presidente Hayes, Chaco. Su sede está en la ciudad de Benjamín Aceval.
El Pbro. Ocampo dijo a nuestro corresponsal en San Bautista, Rafael Montiel: “Pondré lo mejor de mí para llevar adelante el pastoreo de esa Iglesia vecina, hermana y querida”.
Faltan otros dos
El Vaticano aún debe designar otros dos obispos para cubrir la vacancia en la diócesis de Villarrica del Espíritu Santo y la del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, cuyo obispo, Mons. Lucio Alfert, había presentado renuncia por haber alcanzado los 75 años, edad límite para estar en el gobierno pastoral de una diócesis.