No todo está perdido para el caudaloso arroyo Ferreira

Un plano de Asunción elaborado en 1884. Cuando la capital era apenas un lunar, el arroyo Ferreira ya marcaba presencia en las afueras de la ciudad. La exuberante vegetación y las colinas de aquellos tiempos hoy se encuentran perdidas entre precarias viviendas acechadas por la contaminación y la erosión. Pero no todo está perdido con la ejecución de un plan de recuperación encarado por el Ministerio Público, la Municipalidad capitalina, la Secretaría del Ambiente y la organización no gubernamental Pro Desarrollo Sustentable.

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A lo largo de tres kilómetros y medio, el arroyo Ferreira riega un extenso sector asunceno conformado por los barrios San Vicente, Republicano, Roberto L. Petit y el Bañado Sur. Desagua en la llamada Laguna Pucú, luego de recoger desechos cloacales de viviendas y residuos provenientes de pequeñas industrias, en su mayoría de la confección. Sin embargo, su estado no es tan crítico como el arroyo Mburicaó, donde desaguan industrias más grandes, mataderos y curtiembres.

La naciente del arroyo está perdida bajo los empedrados, asfaltos y propiedades que entubaron su cauce entre las calles Pozo Favorito y Centeno Gondra, en el barrio San Vicente. Sin embargo, recién aflora a la superficie en las inmediaciones de Campo Vía y Tte. Garay, donde forma una especie de salto sobre una pequeña laguna. "Hace un año casi se ahogaron aquí tres niños que se tiraron detrás de su pelota", dicen unos niños que estaban jugando en la placita adyacente.

PUNTO DE ARRANQUE

Desde este punto, arrancó la primera etapa del Proyecto de Recuperación del Arroyo Ferreira, encarado por el Ministerio Público y la organización no gubernamental Pro Desarrollo Sustentable, que liberó de desechos el canal. Las turbulentas y nauseabundas aguas ahora son reemplazadas por un caudal mucho más limpio y hasta se notan pececitos que se entrecruzan en el torrente. "Era nuestro balneario. Yo nací en el barrio y aquí nos bañábamos cuando éramos niños", comenta Telma Paredes de Sosa, una vecina del lugar.

La pobladora comentó que todo este sector se constituía en una peligrosa zanja que fue recuperada por la administración del intendente Carlos Filizzola, cuando se realizaron los pavimentos de hormigón en las calles Padre Cassanello y Tte. Garay.

Los pobladores han tomado conciencia de la importancia de mantener el recurso hídrico, y ahora ya no vierten sus desechos en el canal, sino los depositan en un punto donde luego lo llevarán los recolectores. Sin embargo, la irregularidad con que se presta el servicio en la zona hace necesaria la presencia de un contenedor donde puedan depositar las bolsas con los desperdicios.

A medida que se avanza paralelamente al arroyo, en las calles compartidas por los barrios Republicano y Roberto L. Petit, el curso va recuperando su esplendor de antaño. Las pasarelas peatonales que lo atraviesan dan una sensación que aleja a uno del ruido de la ciudad. Los barrancos desnudados por la erosión intercalan con los helechos, tacuaras, amba’y y otras especies típicas que bordean los arroyos, mantienen un retazo del pasado.

"Después de una gran lluvia podemos pasearnos por el arroyo, nos sentamos sobre los enormes pedazos de roca y parece que estamos en un parque", dice una joven de los confines del barrio, que sugiere la compra de algunos predios aledaños para espacios públicos. Sin embargo, la idílica sensación se acaba cuando empieza de nuevo a acechar el calor y se hacen sentir los desperdicios cloacales.

A medida que se fue desarrollando el proyecto de rescate, se hizo notorio un cambio de actitud en muchos pobladores de la zona, quienes inicialmente deseaban el entubamiento del cauce como solución. Sin embargo, actualmente velan por el mantenimiento de la limpieza.

El 99% de la población encuestada apoya este proyecto y está interesada en participar de las charlas de concientización ambiental, uno de los principales elementos para el éxito de la propuesta.

PUNTOS CRITICOS

De acuerdo con la tesis "Estabilidad de taludes de los arroyos de Asunción. Caso particular: Arroyo Ferreira", elaborada por María Belén Valdovinos y Marcos Rodríguez, alumnos de la Universidad Católica de Asunción, el mayor problema del arroyo Ferreira es la ocupación de la franja de dominio por viviendas precarias. De acuerdo con el trabajo académico, existen 28 puntos críticos, de los cuales diez revisten gravedad.

"En los primeros 2000 metros de extensión, se presentan las mayores condiciones de riesgo porque es una zona de régimen torrencial con una pendiente de aproximadamente 50 metros", explica Belén Valdovinos.

De acuerdo con el análisis, el 75% de la franja de dominio del arroyo está ocupada por viviendas precarias y asentamientos informales, un problema que no solo se encuentra en Asunción, sino también a nivel mundial, y requiere una compleja solución.

El trabajo plantea incluso soluciones para evitar derrumbes y deslizamientos, y podría servir en el futuro para aplicar a la recuperación integral del recurso hídrico.
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