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El último caso es el de la pequeña Francesca Brambilla, de apenas un año y ocho meses, quien tras recibir hace menos de un mes un pedacito del hígado de su padre, Rodrigo Brambilla, hoy evoluciona favorablemente. La beba fue entregada a su madre, María José Barreiro, casi sin posibilidades de vida, en un sanatorio privado de Asunción.
Sobre los constantes casos de niños con problemas hepáticos que mueren en Paraguay por falta de asistencia o que viajan a Argentina para recibir atención o trasplante, el doctor Imventarza explicó que simplemente las autoridades paraguayas “no se dejan ayudar”. Dijo que visita Paraguay desde hace más de una década, con intenciones de formar un equipo médico profesional para atender estos complejos casos, pero que nunca obtuvo una respuesta de los sucesivos ministros de Salud y demás autoridades. Se quejó de falta de voluntad.
Otro caso que tiende a terminar de la manera más feliz posible es el de los mellizos Gonzalo y Mariana Pineda, nacidos en el Garrahan el 5 de abril último. Ellos son hijos de los médicos paraguayos Daniel Pineda y Claudia Zárate, quienes se encuentran en Buenos Aires ya desde hace tres meses. La beba fue diagnosticada antes de nacer con una hernia diafragmática congénita, que requirió una operación muy compleja. En Paraguay sus padres hubieran tenido menos chances de salvarla.