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¿Cómo se dio el proceso para que una mujer llegue a dirigir una federación tan grande y ocupe un rol que siempre fue ejercido por hombres?
Ese fue un resultado de muchos debates. Nosotros siempre evaluamos los trabajos que hacemos y principalmente habíamos encontrado que faltaba más participación política de las compañeras, de las mujeres. Y te voy a compartir algunos elementos de cómo nosotros discutimos esto. La Federación está integrada por sin tierras y pequeños productores. Como pequeñas productoras siempre participábamos en las asambleas, opinábamos, tomamos parte de todas las acciones y movilizaciones de la Federación. Pero lo hacíamos en forma pasiva en los primeros tiempos, eso significa que no teníamos responsabilidades, solo íbamos. Y eso nosotras metimos en las asambleas, la necesidad de que las mujeres participen políticamente, porque nosotras también somos pequeñas productoras, somos sin tierra, opinamos, planteamos y tenemos que hacer valer eso. Cuando empezamos a discutir de este tema nos tropezamos con la línea machista, pero nosotras hablamos como mujeres que somos con los hombres en las asambleas y les planteamos que eso se tenía que superar para que nosotras también podamos tener protagonismo porque las problemáticas afectan tanto a hombres como mujeres. Después de análisis en profundidad, incluso de la historia, logramos la participación protagónica de las compañeras. Pero no fue fácil porque tenían que salir de sus casas para participar de las reuniones y eso no siempre se comprendía, pero gracias al apoyo, respaldo y confianza que se fue construyendo pudimos avanzar. Nosotras no esperamos que nos den espacios de participación, nosotras creamos la participación. Y cómo la creamos, al conversar, discutir, plantear, dirigir.
¿Cuáles han sido algunos avances logrados por las mujeres?
En 2007 empezamos a discutir sobre una realidad de las compañeras que era la salud materno infantil y comenzamos a luchar por esto. Logramos la aprobación del decreto 10.540 sobre gratuidad. Eso nos dio mucha fuerza a las compañeras para tomar más responsabilidades como protagonistas dentro de la organización. También luego de debates surgió la idea de las guarderías. Para que las mujeres que son madres y tienen que ir a movilizaciones puedan dejar a sus hijos bien cuidados. Ahí se crean en los asentamientos las guarderías con sus responsables. Y también para los niños que por algún motivo necesitan venir con sus madres a las marchas en Asunción, se organizan guarderías. Esto generó todo un debate porque se designaba a los responsables nacionales, departamentales, distritales y de asentamientos de las guarderías. Al comienzo eran todas mujeres porque se decía que eran las que más entendían, pero nosotras cuestionamos por qué los hombres que fueron designados no podían quedar a cumplir su responsabilidad de cuidado de los niños. Hoy solo una compañera tiene responsabilidad en la guardería nacional, el resto son hombres. También en la cocina, hoy el responsable principal de la cocina es un compañero. En el área de seguridad nosotros tenemos toda una estructura para garantizar seguridad en las movilizaciones, y la responsable principal en la actualidad es una mujer.
¿Cuál sería su balance como representante de la FNC tras estas dos décadas y media que han coincidido con un intenso cambio del mundo rural?
En este mes aniversario desde la Federación Nacional Campesina estamos realizando muchas actividades, se organizan asambleas en los diferentes departamentos donde los compañeros y compañeras se encuentran, rememoran y evalúan las diferentes luchas y conquistas que hemos ido realizando en estos 25 años de la Federación. Hablamos de las 270.000 hectáreas de tierra que han sido conquistadas por la FNC, más de 20.000 familias que hoy comen y se mantienen con lo que producen sus chacras. Y eso para nosotros es muy importante porque cada vez más se demuestra que en nuestro país para el sector agrario y, especialmente el campesinado, no existe una política del gobierno para que podamos avanzar. Cada vez se nos abandona más, pero mediante la lucha, la resistencia de los compañeros que pelean en sus tierras para mantenerse en sus comunidades, podemos continuar.
El campesinado y sobre todo la FNC siempre han planteado la necesidad de un desarrollo nacional y de la reforma agraria, y nosotros entendemos que podemos y que queremos una patria nueva, no esto que tenemos ahora, donde cada vez más campesinos sufren falta de salud, de educación, de desarrollo, siendo que es el sector que históricamente en nuestra tierra ha sido el puntal principal para el desarrollo nacional. Por eso nosotros hablamos de lucha por la tierra, lucha por la producción y lucha por la soberanía nacional, porque en Paraguay el cincuenta por ciento de la producción para el consumo nacional proviene de los pequeños productores y productoras. Y si hubiera una política de acompañamiento técnico, de precios de la producción y de mercado, cuánto avanzaríamos, incluso es una producción industrializable que podría generar muchas fuentes de trabajo.
¿Cómo se plantean el fortalecimiento de la agricultura familiar campesina?
Nosotros en la FNC planteamos siempre el fortalecimiento de la banca pública, pero lo que se ha venido fortaleciendo es la banca privada y hoy está muy endeudado el pequeño productor y en peligro de nuevo su medio de producción. El Estado “tuicha odebe al campesinado”, no existe planificación de los rubros de renta y de consumo nacional. La situación del pequeño productor ¿cómo se destartala? Cuando pierde su rubro único de renta que era el algodón; y hoy no hay rubro de renta porque la producción de las familias campesinas se queda toda en la chacra porque no hay mercado ni precio, no existe política de Estado, qué van a hacer los cañicultores, qué van a hacer los que producen mandioca, sésamo, o qué hacen los horticultores cuando viene la helada y como no hay infraestructura se pierde todo el tomate y sube mucho el precio, por ejemplo. La situación del pequeño productor es cada vez más grave y el abandono total, por eso, a veinticinco años nosotros evaluamos que todo esto que ocurre es una política a propósito que hace el gobierno porque no existe ni siquiera una campaña para el fortalecimiento del pequeño productor, lo único que existe es asistencialismo y por el otro lado corrupción institucional, mientras cada vez desaparece más el pequeño productor. El campesinado se ve obligado a abandonar su tierra al punto de que hoy solo el cuatro por ciento de la tierra está en manos de campesinos, y con ese cuatro por ciento se produce el cincuenta por ciento de la alimentación de consumo nacional.
Una característica de la FNC ha sido su autonomía y su apuesta por las movilizaciones y la participación directa del campesinado. ¿Por qué ese énfasis?
Para nosotros es un orgullo la organización. Desde la fundación de la Federación Nacional Campesina en 1991 nosotros ya decíamos los campesinos y campesinas, pequeños productores y sin tierra que la política del Estado no era buena, que la distribución de tierras no era justa, y que era necesaria la reforma agraria, y de ahí surge el programa de lucha del campesinado que hasta hoy se mantiene. Somos un sector importante que tiene ideas para transformar el país, no como nos quieren conceptualizar los gobiernos y utilizar como instrumento. Para nosotros el campesino es una persona consciente, un pequeño productor que busca lo mejor para su familia y para el desarrollo. Un avance nuestro fue lograr la estructura organizativa única, articulando a las distintas organizaciones departamentales. Otro gran logro políticamente es el autofinanciamiento como organización, todos nuestros trabajos son autofinanciados, con muchos sacrificios, haciendo muchas actividades, trabajos, producción, ferias.
¿Cuáles serían las principales deudas pendientes del Estado con relación a las mujeres rurales?
Es preocupante la situación. Según datos que tenemos el setenta por ciento de la población paraguaya carece de acceso a la salud. El gobierno no garantiza ni siquiera las necesidades más básicas que son el agua, los caminos, salud, educación. Nuestras compañeras campesinas tienen que tener sus partos en los asentamientos por falta de camino, porque no hay camiones que entren para llevarlas a los hospitales. Cada vez hay más niños en la miseria, que tienen que abandonar muy pronto la escuela, cada vez hay más familias que no tienen posibilidad de sostener a sus hijos en la escuela porque no pueden vender la producción. El campesinado tiene que luchar para conseguir lo mínimo, no existe voluntad política, hasta para la construcción de un puente nuestros compañeros tuvieron que luchar cuatro años porque solo se podía salir de la comunidad en balsa y cuando llueve no podían pasar los profesores a dar clases y los que más pierden son los niños y las mujeres.
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