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La gran cantidad de basura que se estanca en tierra firme amenaza la salud de las personas que esperan volver a casa.
La crecida del río Paraguay dejó en la ciudad de Asunción 17.788 familias damnificadas. Estos grupos residían en zonas ribereñas de la capital, bajo la cota 63, en un sector vulnerable por el aumento de los niveles del cauce hídrico.
El éxodo de familias afectadas empezó el 17 de abril y, desde ese entonces, ya suman más de 200.000 las personas que abandonaron la zona ribereña. La noticia de que los niveles del río descendieron levemente es bien recibida en los campamentos.
Sin embargo, estas personas deberán enfrentarse a un grave problema: la basura.
Miles de bolsas repletas de desperdicios fueron arrastradas por el cauce desbordado del río hacia tierra firme y, a medida que las aguas fueron retrocediendo, la basura quedó en la superficie, formando una especie de represa que concentra lixiviados (residuos líquidos).
El arroyo Mburicaó Sur, que bordea el barrio Tacumbú, está repleto de basura. El panorama en las inmediaciones del Puente Pesoa es realmente desolador a causa de las bolsas que nadan en la superficie.
Entre los desperdicios se observan latas de insecticidas, de alcohol y de comestibles, productos químicos utilizados en limpieza, envases de agua, lubricantes, cartones de leche, pañales desechables y otros objetos no biodegradables, además de las mismas bolsas que los contienen.
Los lugareños explicaron que las bolsas de basura permanecen en el arroyo desde hace días y que ninguna brigada de la Municipalidad de Asunción pasó por el lugar para intentar darle una solución al problema.
La acumulación de desperdicios pone en riesgo la salud de las personas que viven en los bañados, que deberán enfrentarse con este –entre otros– problemas luego de vivir en los refugios.
El ascenso de los niveles del río Paraguay en Vallemí, Bahía Negra, Ladario, Concepción y Puerto Murtinho podría repercutir en Asunción y revertir la tendencia actual de descenso.