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El conocido sacerdote español, autor de varios libros, Ignacio Larrañaga, advirtió que la Iglesia Católica actualmente tiene un gran vacío porque no enseña a sus fieles a orar de manera ordenada y progresiva. Asegura que sus seminarios tampoco enseñan y dan importancia a la oración. En esta entrevista habla además del avance del nihilismo y del permisivismo, que con la unión legal de personas del mismo sexo, solo quiere imponer el ateísmo.
-¿Cuál es el motivo de su visita?
-El año pasado se cumplieron 25 años de fundación de los Talleres de Oración y Vida, que es un servicio eclesial, que está en 44 países, al cual hemos servido durante este período. Los responsables de estos talleres decidieron organizar una gira mundial para dar charlas de evangelización a diferentes lugares para de esta manera vitalizar y celebrar esta fecha.
-¿Qué son los talleres de oración y vida?
-Es un servicio eclesial. La oración es una gracia de Dios, pero es también un arte. Como arte requiere método, orden, paciencia, perseverancia. Nosotros enseñamos a orar siguiendo la consigna de Juan XXII, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes han insistido al clero en general una y otra vez a enseñar a orar. No dicen evangelizar o adoctrinar, sino que se enseñe a orar al pueblo de Dios. Yo tengo la impresión de que las iglesias no enseñan a orar de manera ordenada, sistemática y progresiva. En ese sentido, hay un gran vacío en la Iglesia universal. Yo no conozco una escuela de oración prolongada, sistemática, progresiva, vital y experimental. Después de experimentos diferentes nos organizamos hace 25 años, y en ese lapso, ya se ha asistido a más de 12 millones de personas en los talleres.
-¿Qué buscan?
-Enseñar a orar de manera práctica, ordenada y experimental, no doctrinal, desde los primeros pasos hasta la oración de contemplación transformante, que podríamos decir es la más alta expresión de la oración. En segundo lugar, hay un período de profunda sanación o purificación interior. Es decir, en la práctica -no doctrinal y sicológicamente- enseñamos a neutralizar tristezas, penas, temores, ansiedades, rencores, tristezas, depresiones, todo lo que sea negativo al espíritu humano lo vamos quitando poco a poco por la fe y el amor; no es por factores sicológicos. Nos preguntamos ¿podemos cambiar o lograr? y la respuesta es: podemos cambiar y lograr. Enseñamos a dejarnos en paz en las manos de Dios. La purificación profunda nos deja una sola cosa: paz. En tercer lugar, es una presentación deslumbrante de Jesucristo. Debemos enamorar a la gente de Jesucristo y tratar que sigan sus pasos. Es decir, actuar como Jesús actuaba; sentir como Jesús sentía, amar como Jesús amaba, bajo la pregunta que siempre nos hacemos ¿qué haría Jesús si estuviese en este caso en esto? Es un proceso de santificación cristificante. En conjunto, es una nueva evangelización. Si así colocamos a la gente en cuatro meses, estas personas van a ser apóstoles. Entonces se aconseja incorporarse a apostolados diferentes en las parroquias. Todo esto es el plan de los talleres de oración y vida.
-¿Cómo se ora o mejor cuál debe ser la predisposición de la persona para orar?
-Búsqueda de Dios, ganas de fe. Esto se presupone que se tienen y damos cauces a esas ganas de Dios, enseñándoles primero teóricamente y luego a practicar en la semana de diferentes maneras. Primero, lectura rezada, es decir, en la medida que se lee se trata de asumir en la emoción y la atención, el diálogo con Dios. Rudimentariamente son los primeros pasitos. Después se aumenta hasta que las palabras desaparecen y se llega a la oración de contemplación.
-Dicen que el trajín, las ocupaciones, las distracciones hacen que la gente se olvide de la oración. ¿Se puede lograr que la persona vuelva a recuperar su espiritualidad?
-Ese es el problema. Cada uno tiene sus tareas, profesión, su vida, entonces, si queda un resto de hambre de Dios necesariamente hay que buscar fragmentos de tiempo para estar con Dios. Al término de los cursos se debe asumir el compromiso de destinar una sagrada media hora reservada para Dios, como mínimo. Esto va divinizando a la persona, se va superando los traumas, rencores y antipatías. Y vamos hacia el camino de ser cristificantes, lo más parecido a Jesús, en sentimientos y actuaciones, pero todo esto partiendo de la oración, del encuentro personal con El. Esto es lo que te da la fuerza para poder actuar con El. Nosotros tenemos miles de casos de transformaciones de vida. Recuperaron el sentido de la alegría de vivir. Y viven felices sin traumas, complejos y obsesiones de culpa.
-¿Cómo es preferible orar, en forma individual o familiar?
-Individual. Se llama oración personal. Hay también la oración comunitaria. El problema es que tú, él y ella se hagan amigos de Jesús, hijos de Dios que experimenten la ternura eterna y gratuita de Dios. Lo demás vendrá por añadidura.
-Se dice que la sociedad está perdiendo a Dios y aparecen corrientes no cristianas y no naturales que quieren imponer, por ejemplo, el matrimonio de personas del mismo sexo.
-Esta sociedad posmoderna prescindió de Dios y al prescindir de El se centró en sí mismo. Un hombre que prescinde de Dios y se centra en sí mismo, es egoísta en toda su potencia. Una moral permisivista, donde todo está permitido, nada está prohibido, y con una irrupción del deseo en su más amplitud. Comamos y bebamos que mañana moriremos, que venga el sexo, erotismo, banquetes y riquezas y corrupción y con ellos viene todo. ¿Por qué? porque prescindió de Dios. Entonces, ni las mujeres más hermosas, ni los banquetes más espléndidos, ni los millones te dan a tí sentido de vida y paz. Insensiblemente se pasa al nihilismo. Estoy definiendo la sociedad que estamos viviendo y la gente no se da cuenta de que va entrando a una sociedad posmoderna, que quiere decir atea. Palabra elegante es secularizada, pero en realidad es atea. Qué te dan a tí las telenovelas, pero todo el mundo la ve. Están metiendo el veneno en su vida o sea el paganismo. Y esto muchas veces acaba en el suicidio.
-¿Qué opina de la unión legal de personas del mismo sexo?
-Son pequeños síntomas de una cosa mucho más profunda y universal. Es el comamos, bebamos, divertámonos; todo está permitido, nada está prohibido, son señales del ateísmo. Se dirá que es una sociedad secularizada, palabra linda, pero es ateísmo.
-¿Qué debe hacer la Iglesia Católica o los fieles?
- No sé lo que tiene que hacer. Nosotros hemos optado por lo que debemos hacer: irrumpir en la sociedad con Jesucristo y los valores eternos de Dios. El está vivo y no es una abstracción intelectual, como quiere hacer entender la Iglesia Católica. Eso es típico en la jerarquía. La teorización y la abstracción vienen de los helenos. Desgraciadamente, el cristianismo contactó con el helenismo y se contagió del racionalismo. La Iglesia con su escolasticismo y todos los demás no es otra cosa que una formación intelectual, pero colocarse en concentración, evocar el misterio viviente de Dios, sentirse envuelto y complementado de El y sentirse plenamente en la fe, sentirse amado por Dios a pesar de lo que has hecho, hacerte gran amigo de Dios de Jesucristo, muy poco se hace en la Iglesia Católica.
-Esto aunque los laicos pierdan protagonismo en lo social y político.
El buscar solo lo político también es prescindencia de Dios, de la esencia de la Iglesia que debe llevar a Dios vivo a los corazones no a las cabezas. En los seminarios no se enseña a orar. Voy a decir más, no se le da importancia a la oración. ¿Qué van a hacer esos futuros sacerdotes? Cualquier cosa.
-¿Cuál es el motivo de su visita?
-El año pasado se cumplieron 25 años de fundación de los Talleres de Oración y Vida, que es un servicio eclesial, que está en 44 países, al cual hemos servido durante este período. Los responsables de estos talleres decidieron organizar una gira mundial para dar charlas de evangelización a diferentes lugares para de esta manera vitalizar y celebrar esta fecha.
-¿Qué son los talleres de oración y vida?
-Es un servicio eclesial. La oración es una gracia de Dios, pero es también un arte. Como arte requiere método, orden, paciencia, perseverancia. Nosotros enseñamos a orar siguiendo la consigna de Juan XXII, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes han insistido al clero en general una y otra vez a enseñar a orar. No dicen evangelizar o adoctrinar, sino que se enseñe a orar al pueblo de Dios. Yo tengo la impresión de que las iglesias no enseñan a orar de manera ordenada, sistemática y progresiva. En ese sentido, hay un gran vacío en la Iglesia universal. Yo no conozco una escuela de oración prolongada, sistemática, progresiva, vital y experimental. Después de experimentos diferentes nos organizamos hace 25 años, y en ese lapso, ya se ha asistido a más de 12 millones de personas en los talleres.
-¿Qué buscan?
-Enseñar a orar de manera práctica, ordenada y experimental, no doctrinal, desde los primeros pasos hasta la oración de contemplación transformante, que podríamos decir es la más alta expresión de la oración. En segundo lugar, hay un período de profunda sanación o purificación interior. Es decir, en la práctica -no doctrinal y sicológicamente- enseñamos a neutralizar tristezas, penas, temores, ansiedades, rencores, tristezas, depresiones, todo lo que sea negativo al espíritu humano lo vamos quitando poco a poco por la fe y el amor; no es por factores sicológicos. Nos preguntamos ¿podemos cambiar o lograr? y la respuesta es: podemos cambiar y lograr. Enseñamos a dejarnos en paz en las manos de Dios. La purificación profunda nos deja una sola cosa: paz. En tercer lugar, es una presentación deslumbrante de Jesucristo. Debemos enamorar a la gente de Jesucristo y tratar que sigan sus pasos. Es decir, actuar como Jesús actuaba; sentir como Jesús sentía, amar como Jesús amaba, bajo la pregunta que siempre nos hacemos ¿qué haría Jesús si estuviese en este caso en esto? Es un proceso de santificación cristificante. En conjunto, es una nueva evangelización. Si así colocamos a la gente en cuatro meses, estas personas van a ser apóstoles. Entonces se aconseja incorporarse a apostolados diferentes en las parroquias. Todo esto es el plan de los talleres de oración y vida.
-¿Cómo se ora o mejor cuál debe ser la predisposición de la persona para orar?
-Búsqueda de Dios, ganas de fe. Esto se presupone que se tienen y damos cauces a esas ganas de Dios, enseñándoles primero teóricamente y luego a practicar en la semana de diferentes maneras. Primero, lectura rezada, es decir, en la medida que se lee se trata de asumir en la emoción y la atención, el diálogo con Dios. Rudimentariamente son los primeros pasitos. Después se aumenta hasta que las palabras desaparecen y se llega a la oración de contemplación.
-Dicen que el trajín, las ocupaciones, las distracciones hacen que la gente se olvide de la oración. ¿Se puede lograr que la persona vuelva a recuperar su espiritualidad?
-Ese es el problema. Cada uno tiene sus tareas, profesión, su vida, entonces, si queda un resto de hambre de Dios necesariamente hay que buscar fragmentos de tiempo para estar con Dios. Al término de los cursos se debe asumir el compromiso de destinar una sagrada media hora reservada para Dios, como mínimo. Esto va divinizando a la persona, se va superando los traumas, rencores y antipatías. Y vamos hacia el camino de ser cristificantes, lo más parecido a Jesús, en sentimientos y actuaciones, pero todo esto partiendo de la oración, del encuentro personal con El. Esto es lo que te da la fuerza para poder actuar con El. Nosotros tenemos miles de casos de transformaciones de vida. Recuperaron el sentido de la alegría de vivir. Y viven felices sin traumas, complejos y obsesiones de culpa.
-¿Cómo es preferible orar, en forma individual o familiar?
-Individual. Se llama oración personal. Hay también la oración comunitaria. El problema es que tú, él y ella se hagan amigos de Jesús, hijos de Dios que experimenten la ternura eterna y gratuita de Dios. Lo demás vendrá por añadidura.
-Se dice que la sociedad está perdiendo a Dios y aparecen corrientes no cristianas y no naturales que quieren imponer, por ejemplo, el matrimonio de personas del mismo sexo.
-Esta sociedad posmoderna prescindió de Dios y al prescindir de El se centró en sí mismo. Un hombre que prescinde de Dios y se centra en sí mismo, es egoísta en toda su potencia. Una moral permisivista, donde todo está permitido, nada está prohibido, y con una irrupción del deseo en su más amplitud. Comamos y bebamos que mañana moriremos, que venga el sexo, erotismo, banquetes y riquezas y corrupción y con ellos viene todo. ¿Por qué? porque prescindió de Dios. Entonces, ni las mujeres más hermosas, ni los banquetes más espléndidos, ni los millones te dan a tí sentido de vida y paz. Insensiblemente se pasa al nihilismo. Estoy definiendo la sociedad que estamos viviendo y la gente no se da cuenta de que va entrando a una sociedad posmoderna, que quiere decir atea. Palabra elegante es secularizada, pero en realidad es atea. Qué te dan a tí las telenovelas, pero todo el mundo la ve. Están metiendo el veneno en su vida o sea el paganismo. Y esto muchas veces acaba en el suicidio.
-¿Qué opina de la unión legal de personas del mismo sexo?
-Son pequeños síntomas de una cosa mucho más profunda y universal. Es el comamos, bebamos, divertámonos; todo está permitido, nada está prohibido, son señales del ateísmo. Se dirá que es una sociedad secularizada, palabra linda, pero es ateísmo.
-¿Qué debe hacer la Iglesia Católica o los fieles?
- No sé lo que tiene que hacer. Nosotros hemos optado por lo que debemos hacer: irrumpir en la sociedad con Jesucristo y los valores eternos de Dios. El está vivo y no es una abstracción intelectual, como quiere hacer entender la Iglesia Católica. Eso es típico en la jerarquía. La teorización y la abstracción vienen de los helenos. Desgraciadamente, el cristianismo contactó con el helenismo y se contagió del racionalismo. La Iglesia con su escolasticismo y todos los demás no es otra cosa que una formación intelectual, pero colocarse en concentración, evocar el misterio viviente de Dios, sentirse envuelto y complementado de El y sentirse plenamente en la fe, sentirse amado por Dios a pesar de lo que has hecho, hacerte gran amigo de Dios de Jesucristo, muy poco se hace en la Iglesia Católica.
-Esto aunque los laicos pierdan protagonismo en lo social y político.
El buscar solo lo político también es prescindencia de Dios, de la esencia de la Iglesia que debe llevar a Dios vivo a los corazones no a las cabezas. En los seminarios no se enseña a orar. Voy a decir más, no se le da importancia a la oración. ¿Qué van a hacer esos futuros sacerdotes? Cualquier cosa.