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Al parecer, el Indi los quiere llevar a una propiedad de 3.000 hectáreas que adquirió en Colonia Independencia, pero los aborígenes se niegan a ir al departamento del Guairá.
Atilano Aquino, uno de sus representantes, explicó que su grupo es de Caaguazú y no quiere salir de ese territorio ancestral. Los nativos ocuparon una propiedad privada, pero fueron desalojados del lugar y por esa razón decidieron llegar hasta al local de Indi, donde montaron sus carpas en las veredas.
El estado en que están es totalmente inhumano. “Ya hemos planteado al presidente del Indi, Rubén
Quesnel, que nos adquiera una propiedad y él insiste en llevarnos a Guairá, y no iremos a ese lugar”, apuntó Aquino.
Según el indígena, cuando les ofrecieron la propiedad de Guairá, visitaron el lugar para verificar el inmueble y encontraron que gran parte de este es pedregal. Además les informaron que una parte de la propiedad forma parte de una reserva, y en esas condiciones no hay forma de sobrevivir.
Aquino se quejó de Quesnel, quien no los recibe. “Nosotros queremos que, definitivamente, se vaya, porque está demostrando que es un incapaz. Este funcionario ya vendió tierras de los hermanos ayoreos y ahora compró otra propiedad donde los nativos no quieren vivir”, apuntó.
Según el dirigente, solo 15 familias viven en las 3.000 hectáreas que adquirieron en Guairá.
Los aborígenes que están frente al Indi cocinan y hacen sus necesidades frente a la gente que a diario transita sobre la calle Don Bosco.
Bajo sus carpas hay incluso bebés, quienes duermen en el suelo. Los niños más grandes corretean sobre el asfaltado arriesgando su integridad.
Mientras esta era la realidad ayer, en el Indi informaron que Quesnel viajó al norte para visitar otras comunidades.
La presencia de los indígenas en la capital demuestra una vez más el fracaso del Gobierno en su plan de afincarlos en el campo.