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Nos explicó que hay una gran variedad de mantelería, servilletitas, camineros y carpetitas hechos de ao po’i y ñandutí, y que se venden muy bien.
“Los jóvenes son quienes más usan el ao po’i, y se pueden encontrar en variedades de colores y aplicaciones”, explicó.
Doña Felicita nos dijo que aprendió a bordar y a tejer en la Escuela Colombia. “Antes, se estudiaba en la escuela la materia de Arte elemental o Trabajo, en la que aprendíamos a hacer bordados y todo tipo de manualidades. Y eso me sirvió de oficio para poder trabajar durante toda mi vida. Apuntó que solo pudo seguir hasta el segundo curso y que luego estudió para ser modista.
Nos confidenció orgullosa que su hija Lorena Sandri González es historiadora y trabaja en el Viceministerio de Culto. Y que su hijo es preparador físico en el club Olimpia. Su marido, Antonio González, es músico.
En otra parte de la charla, dijo que, lamentablemente, cada vez hay menos artesanos que hacen tejidos de ñandutí, por ejemplo, y que así se corre el riesgo de perder en poco tiempo más la linda tradición de la preciada técnica del bordado, que pasa de una generación a otra.
“Se debería incentivar en las escuelas cómo bordar, hacer crochet, el ñandutí, cómo coser con aguja, etc., porque son auténticamente nuestros”, resaltó. Añadió que se puede encontrar en su puesto de venta carpetitas de ao po’i de G. 3.000 hasta hermosos manteles que podrían costar hasta G. 400.000 con bordados de ñandutí.
La exposición está abierta de 8:00 a 18:00.
Dijo que son ideales para regalos de bodas los manteles y las prendas para obsequiar en cumpleaños ya sea camisas o blusas de diferentes tonos y apliques.
Como presidenta de la asociación, Felicita dijo que en reiteradas ocasiones presentó proyectos de modernización de los puestos de exposición de artesanías en el mencionado, lugar donde están ubicado, sin que hasta la fecha tenga respuesta del intendente capitalino.
“Necesitamos mejorar nuestros puestos de trabajo para atraer la visita de más turistas y que en los días de lluvia no se mojen nuestras mercaderías”, explicó. Añadió que se sienten muy orgullosas cuando los extranjeros aprecian sus trabajos y vuelven al año siguiente a visitarles de diferentes países, para llevar la artesanía típica paraguaya.
Nostalgia
“Fue un gran desacierto del ex intendente Carlos Filizzola haber echado todos los árboles y la fuente de agua que tenía la ex Plaza de los Héroes y actualmente Plaza de la Democracia”, apuntó. Recordó que de niña esa plaza era el punto de reunión de las familias paraguayas y extranjeras, frente al emblemático edificio del Hotel Guaraní, que felizmente fue reactivado.
Dijo que en dicha plaza había hermosos jardines. Era un lugar fresco, donde la gente se sacaba fotos en forma instantánea.
Se disfrutaba en familia tomando helados a todas horas, los niños lustrabotas se encargaban de ganarse su platita haciendo su trabajo. “Era un lugar muy bello, que solo queda en la mente de las personas nostálgicas como yo.
Se tendría que volver a reforestar la plaza de la Democracia porque es un pulmón de la ciudad de Asunción”, concluyó.