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Para presidir las operaciones de tan vasto empadronamiento, fueron nombrados 24 comisarios, que se dirigieron a todos los puntos del globo. Encargado del padrón de Siria, de la cual dependía Judea, fue Publio Sulpicio Quirino o Cirino. El edicto promulgado disponía que todos, desde el más rico al más pobre, debían dirigirse a la ciudad de su nacimiento o de la que era originaria la familia, para hacerse inscribir en el censo romano.
José y María pertenecían a la familia real de David. Y la ciudad de David era Belén, situada a unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén. Hacía allí se dirigieron e inscribieron sus nombres.
En las afueras de la ciudad, en una gruta que hacía las veces de establo, María dio a luz al Redentor, quien fue colocado sobre paja, según la tradición, en una cuna de madera, que se venera en Roma, en la iglesia de Santa María la Mayor.
José y María pertenecían a la familia real de David. Y la ciudad de David era Belén, situada a unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén. Hacía allí se dirigieron e inscribieron sus nombres.
En las afueras de la ciudad, en una gruta que hacía las veces de establo, María dio a luz al Redentor, quien fue colocado sobre paja, según la tradición, en una cuna de madera, que se venera en Roma, en la iglesia de Santa María la Mayor.