Miércoles Santo: Preparación de la celebración de su Pascua

Qué nivel el de Jesús: aunque haya habido traición de por medio, igual pide que se prepare celebrar la Pascua con los suyos. Como la cena tenía muchos detalles (cordero asado, pan ázimo, hierbas amargas, vino, etc.), era importante prepararla bien. Y justamente uno de los suyos, uno de los doce, lo vende por treinta monedas de plata (es lo que valía un esclavo en aquella época). El texto nos indica que se celebra en casa de un conocido.

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Esta lectura es tan cuestionadora para nosotros, y cuánto lo habrá sido para los otros apóstoles que vivían intensamente estas experiencias. “¿Cuánto me darán si se lo entrego?” El autor insiste en la traición de Judas con muchos detalles inclusive, tal vez para dar a conocer la bajeza en que cae el discípulo traidor y también, sobre todo, para mostrar la misericordia y bondad de Jesús, quien ya sabiendo que su amigo lo traiciona, igual con muchísima paciencia lo sigue mimando y sirviendo ofreciéndole su sincero perdón. Como su ambición de ser y tener más rompió la relación con su Señor, hace que no calculara la consecuencia de lo que estaba haciendo.

También nosotros perdemos la gracia de Dios, perdemos su compañía, su amistad, le perdemos a Dios por ser comodones, por ser perezosos, por ser lujuriosos, por dejarnos asombrar por el dinero, un puñado de monedas o billetes que nos llevan a vaciarnos de la felicidad con nuestro Dios.

Solo la humildad acepta y regala el perdón.

Por eso, el camino principal en la Semana Santa es la humildad, reconociendo la seria necesidad que tenemos de la gracia de Dios para perseverar en la fidelidad al seguimiento al Señor. Para no ser traidores con nadie, menos con Jesús.

Qué lección nos da Dios al aceptar a todo ser humano así como es y confiar en él, hasta en una persona traidora.

De la misma manera se nos invita a aceptar y ayudar a toda persona por más vil o baja que nos parezca. Toda persona siempre tiene la posibilidad de cambiar, aunque humanamente parezca imposible porque “para Dios nada hay imposible” (Lc 1,37).

Dios siempre espera la conversión del pecador, porque vino para salvar a los pecadores. Además una ínfima gracia de Dios puede limpiar y sanar pecados que nos parecen imposibles de perdonar.

Dios siempre respeta nuestra libertad, cada uno podemos decir sí o podemos decir no. Tanto es el respeto que nos tiene que nos da la responsabilidad de responderle de corazón a su llamado de estar con Él.

Jesús fue traicionado porque Él lo quiso al aceptar la voluntad del Padre.

Pudo ser vendido Jesús por Judas por treinta monedas, pero porque Él mismo lo quiso se entregó y sin abrir sus labios dio su vida por las ovejas. Es un día triste y conjuntamente con el viernes, cuando se celebra la muerte, son días de penitencia.

¿Por qué será que no reaccionaron de otro modo los discípulos al ser descubierto el traidor por el mismo Jesús? Ciertamente acá se pone de manifiesto el conocimiento sobrehumano de Jesús y el proyecto de Dios que se van ejecutando con medios humanos. La intención no se centra en el traidor sino fundamentalmente en el plan de Dios que tiene una finalidad: redimir pasando por ese camino. Al expresar “¿seré yo, Señor?”, está simbolizando la actitud universal del temor ante el poder traicionar y negar al Señor. Es una pregunta que cada uno de nosotros podemos hacernos, ¿seré yo, Señor? ¿soy yo quien te estoy negando o te traicioné no cumpliendo con lo que prometí?
Perdón, Señor, por no reconocer tu esmero y entrega de todos los días por nuestra conversión hacia Ti. Perdón porque muchas veces nos vamos a celebrar la Eucaristía siendo traidores y negándote de muchos modos.

Gracias, Señor, por tu paciencia, por tu espera perseverante para regalarnos tu perdón. Gracias por regalarnos la posibilidad de celebrar tu perdón sacramental a través de los sacerdotes, ministros de tu misericordia.

Catecismo de la Iglesia Católica

En el año de la fe se nos pide tener presente el Catecismo de la Iglesia Católica. Citaremos algunos aspectos que tal vez nos puedan ayudar a refrescar la memoria:
Los siete sacramentos de la fe (cf. Catecismo 1210-1666):
1. Bautismo

2. Confirmación

3. Eucaristía

4. Penitencia o Reconciliación

5. Unción de los enfermos

6. Orden Sagrado

7. Matrimonio
Los diez mandamientos (cf. Catecismo 2052-2557):
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas

2. No tomarás el nombre de Dios en vano

3. Santificarás las fiestas.

4. Honrarás a tu padre y a tu madre

5. No matarás

6. No cometerás actos impuros

7. No robarás

8. No dirás falso testimonio ni mentirás

9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros

10. No codiciarás los bienes ajenos

Las Virtudes (cf. Catecismo 1803-1829):
Teologales: fe, esperanza y caridad.

Cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

También se encuentra la explicación sobre el Padre Nuestro (cf. Catecismo 2759-2865).

Los siete pecados capitales (se los llama así porque son cabeza de otros pecados) (cf. Catecismo 1866):
1. Soberbia

2. Avaricia

3. Envidia

4. Ira

5. Lujuria

6. Gula

7. Pereza

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