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“El apoyo familiar, en los pacientes en general, siempre es deficitario. Se entiende también que cuando vienen al Centro de Control de Adicciones ya se tiene una historia larga de consumo, de problemas legales y es como una historia normal de cualquier niño que consume droga, entonces normalmente cuando vienen y le traen al enfermo, la familia quiere que se interne de inmediato, pero eso no es posible en la mayoría de los casos. Se nota que nadie quiere a un drogadicto en la familia, y quieren dejarlo a toda costa”, comentó el doctor Manuel Fresco, director del CNCA.
Agregó no cuentan con estadísticas de pacientes con alta y que vuelven a ser reincidentes. Es decir, no se registran los que entran y salen porque es parte del déficit de la institución. “No tenemos, por ejemplo, un estadígrafo (medidas descriptivas inherentes a una muestra, las cuales pueden usarse como estimación del parámetro). Ahora estamos haciendo un relevamiento de la información que tenemos de las fichas clínicas. Pero la reincidencia es la regla, la recaída como decimos. Conozco muy poca gente que inició su tratamiento y nunca más consumió. Cuando alguien recae no se considera un fracaso terapéutico. Tenemos pacientes que se han internados 7 u 8 veces”, dijo el especialista. Actualmente todas las camas de internación del CNCA, que suman 26, para niños y adultos, están ocupadas, estando en lista de espera 34 pacientes. El Estado solo cuenta con este centro para el tratamiento de adictos.