Materialismo e indiferencia de fieles perjudican a la Iglesia, dice Cuquejo

El arzobispo Pastor Cuquejo denunció ayer en la fiesta de la Virgen de la Asunción que el materialismo, la indiferencia y la negligencia de los fieles perjudican a la Iglesia. Invitó a los fieles a acudir a Jesús y a María para que arranque estos males de nuestras vidas.

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Centenares de fieles participaron de la misa que se ofició ayer en la explanada de la Catedral Metropolitana.

En su homilía, Cuquejo resaltó la misión que tuvo María en la historia de nuestro pueblo, afirmando que esta nación se fundó bajo su amparo, por eso el Paraguay es muy mariano.

La misa fue concelebrada con el coadjutor del obispo, monseñor Edmundo Valenzuela, y el nuevo obispo del Vicariato Apostólico del Chaco Paraguayo, monseñor Gabriel Escobar. También se destacó la presencia de los sacerdotes Ángel Arévalo, Silvio Suárez, Silvestre Olmedo, Bernardo Torales y Alberto Rodríguez, quienes un día como hoy, hace 25 años, eran consagrados sacerdotes para la Arquidiócesis, por el entonces arzobispo, monseñor Ismael Rolón.

En otra parte de su alocución, Cuquejo resaltó que el gran triunfo de María fue su asunción a los cielos por ser la Madre de Cristo resucitado. “Hoy la aclamamos en nuestro Paraguay, en lo más profundo de nuestro ser, porque vive en cada uno de nosotros, porque vino al Paraguay aquel 15 de agosto.

Nosotros hemos nacido en su tierra, por eso el país es mariano; por eso somos hijos de María”, remarcó.

Agregó que todos los cristianos están llamados a una misión, cual es la de resucitar con Cristo, porque él venció a la muerte, y por tanto, también venceremos a esa muerte con Jesús.

El arzobispo resaltó que Dios ha dado a una mujer que venció y que quiere que también nosotros venzamos al mal. Agregó que también ella pasó momentos tristes, es el espíritu del mal que ataca y hoy quiere destruir a la Iglesia. “La Iglesia está sufriendo los acosos del tiempo, de la materialidad, de los pecados, de nuestras indiferencias, muchas veces de nuestras negligencias y frialdad para proclamar el triunfo de Jesús, de María”, apuntó.

Invitó a los fieles a acudir a Jesús y a María para que arranquen los males de nuestras vidas, y que cicatricen las heridas con el amor.

Seguidamente, invitó a los fieles a mantenerse unidos en la fe y aceptar el programa de vida de Dios, porque solo así se podrán vencer los males. Añadió que todos están llamados a vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Finalmente, pidió a la Virgen de la Asunción que ampare a su pueblo del Paraguay.

Procesión náutica

Antes de la misa se realizó la tradicional procesión náutica por el río Paraguay. La imagen de la Virgen de la Asunción fue embarcada en el Arsenal de Marina en la patrullera Itaipú y desembarcó en el puerto de Asunción. Decenas de personas acompañaron a la imagen en la embarcación. Una vez desembarcados, comenzó la procesión a pie hasta la explanada de la Catedral Metropolitana donde se ofició la misa que estuvo presidida por el arzobispo Cuquejo.

La procesión estuvo acompañada por mucha gente y fue animada por una banda de música de las Fuerzas Armadas, que le dio el toque de una tradicional fiesta patronal.

La imagen fue conducida a hombros por efectivos de la Marina, y a medida que se acercaba a la Catedral, fue saludada por los devotos.

Una vez culminada la misa fue trasladada nuevamente a su oratorio, ubicado en Palma y Chile.

El dogma de la Asunción

El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este dogma fue proclamado por el papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:

“La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”, dice el documento papal en su parte principal.

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