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“Mi perro no aprende trucos”, “¿mi gato ya no me quiere?”, “mi perra se enoja cuando me voy”, siempre tenemos preguntas y en nuestro medio no es fácil encontrar respuestas. Sandra Ovelar es psicóloga por la UCA - Asunción, con énfasis en Educacional. En Barcelona, España, hizo en 2016 el posgrado Educación y Modificación de Conductas Caninas, y en 2017 se especializó en etología. Fue voluntaria en Hanoi Pet Adoption-Vietnam (2018), cuidando perros y gatos. En Elephant Nature Park, Chiang Mai-Tailandia (2017), cuidando elefantes y perros. En Asunción, actualmente, trabaja en instituciones educativas y también educando perros a domicilio.
–¿Qué debemos preguntarnos sobre nosotros mismos antes de tener una mascota?
–Debemos pensar si vamos a dedicarles el tiempo que sea preciso para suplir las necesidades de la mascota, amarla y hacernos responsables por ella. Un animal necesita ser atendido regularmente por el veterinario, tener su propio espacio, un área para que haga sus necesidades, buen alimento, hacer ejercicio físico, relacionarlo con otros animales y humanos, jugar, educarlo.
–Muchas veces los amamos completamente, pero sin poner límites.
–Cuando educás con amor, esto trae consigo la puesta de límites. A veces pensamos que si corregimos a nuestro perro cuando hace algo que no nos gusta, vamos a crear un mal vínculo con él. Pero ocurre lo contrario, cuanto más claros somos en el manejo constante con nuestras mascotas, menos problemas de comportamiento tendremos. Por ejemplo, el perro no entiende por qué a veces puede subir al sofá y otras no, o por qué puede subir al sofá en presencia de su dueño y de otro no. Toda la familia debe ponerse de acuerdo y mantener el mismo sistema.
–¿Existen los buenos modales para las mascotas?
–Yo, como humana, puedo pensar que si mi perro no me salta encima es de buenos modales. En cambio, los perros tienen otra forma de relacionarse con los de su misma especie; podríamos decir que es de buenos modales entre perros el olfatearse como forma de saludarse, estas son interacciones positivas entre perros. Podemos enseñarle a nuestro perro que se siente, que esté quieto, que no salte, que camine al lado nuestro, que no tire de la correa y otras conductas que los humanos consideramos buenos modales.
–¿Cómo hacer que mi perro sea simpático, astuto, incluso sensible como los de los videos virales?
–La predisposición genética tanto como la estimulación influyen en el aprendizaje. Cada año salen nuevos estudios científicos acerca de la inteligencia animal, claramente se puede visualizar que existen razas de perros con mayor inteligencia que otras, si sumamos esto más la estimulación que el perro recibe, obtendremos mejores resultados. Si quiero que mi perro haga tal truco, tengo que enseñarle cómo hacerlo y aumentar progresivamente la dificultad de los ejercicios. Algunas mascotas aprenden más rápido que otras. Debemos respetar el proceso de aprendizaje de cada mascota, no exigirle más de lo que puede realizar.
–¿Qué debemos respetar de los deseos y gustos del animal?
–Los animales necesitan un propio espacio para ellos mismos, en el cual puedan acceder cuando deseen, eso les da seguridad. Así como a las personas, a los animales algunas comidas les gustan más que otras. A ciertas mascotas les encantan los mimos, mientras que a otras no tanto, ya que algunos animales son más sensibles al tacto, por eso no les gustan las caricias o las prefieren muy suaves. Los animales también necesitan alejarse de una situación que les causa incomodidad.
–Qué elegir si quiero tener mascota: ¿gato o perro? ¿gato y perro?
–Debemos considerar nuestro gusto, con qué mascota deseamos convivir y las características y cuidados de cada animal. El perro necesita paseos diarios, el gato no. Debo ver qué tipo de vida llevo yo. Si paso mucho tiempo fuera de casa, evaluar si me conviene tener un gato. Si soy una persona más activa, me convendría tener un perro y salir a realizar actividades físicas con él. Respecto a la convivencia entre perros y gatos: Al ser cachorros las mascotas no tienen miedo de otras especies. Si deseamos tener ambos cuando son adultos, presentarlos uno al otro progresivamente. Es aconsejable acudir a un especialista si notamos algún cambio de comportamiento de nuestras mascotas o si tenemos dudas sobre cómo actuar en diferentes situaciones.
Lulú, la prueba más difícil
La mayor experiencia laboral, Sandra la tuvo con su perrita Lulú, una amorosa caniche de casi 12 años. “Luego de 4 años de ausencia (fui a especializarme en el extranjero y Lulú se quedó con mi mamá) el reencuentro con ella desembocó en una ansiedad por separación, además que al volver me mudé a un departamento; todo era nuevo para ella. Empezó a tener conductas que nunca tuvo: lloraba cuando yo salía, hacía pis dentro de casa. Solucionarlo me llevó muchísimo trabajo, pero mi perra volvió a ser la de antes. Cada vez que salgo de casa emito una señal verbal, así ella entiende que me voy, pero vuelvo”. Por supuesto, Sandra se nutre de frases que reafirman su vocación por los animales; una de sus preferidas expresa: “Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma permanecerá dormida (Anatole France)”.
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