Martes Santo: Anuncio de la traición de Judas y negaciones de Pedro

Después del lavatorio de los pies, Jesús les anuncia la traición de uno de ellos. Dos de sus discípulos lo niegan, uno lo entrega para que lo maten: Judas Iscariote; y otro lo niega cuando todo está complicado: Pedro.

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Juan aprovecha la escena para demostrar a sus lectores que Jesús tenía un conocimiento sobrehumano de cuanto iba a pasar. Conoce el nombre del traidor, quien no puede actuar sino solo cuando Jesús le ordena hacerlo. Acá se nota que detrás de Judas estaba Satanás, quien lo impulsa a concretar lo planeado, por ende, no es el resultado de la fragilidad humana; es decir, no pasó así porque Judas era débil solamente.

La noche oscura, necesita de la Luz

Se da el nombre de noche a una experiencia espiritual profunda y prolongada, caracterizada por la sensación de aridez, oscuridad, vacío, vivida e interpretada como ausencia y abandono de Dios… Juan de la Cruz trata del tema en todos sus escritos, y, de manera sistemática, en el poema y libro de la Noche oscura. Él analiza y organiza con originalidad los varios planos: simbólico, místico, teológico, pedagógico. La noche encierra oscuridad, inactividad, peligros, purificación e iluminación.

El interés del evangelista es más teológico que histórico. Cabe resaltar que la cena era de noche y cuando Juan habla de la noche hace referencia a la falta de la luz, pues Jesús es la Luz del mundo (cf. Jn 8, 12). La noche es ámbito del mal, de la inseguridad, relacionado a la falta de fe. Cuando alguien nos dice “iñypytû, ndahechái mba’eve” (todo está oscuro, no veo nada), nos expresa que se siente incapaz de ver una salida, incapaz de decidir adecuadamente. Cuando prevalece la noche, no puede salir bien algo que se piensa proyectar, porque no hay claridad en el camino y tampoco se puede ver la meta.

Delante de la oscuridad en un mundo utilitarista, donde prima el “use y tírelo”, Jesús nos llama a ser “luz del mundo” (cf. Mt 5, 13-16), iluminando el ambiente que le toque vivir a cada uno. Todos iluminamos con nuestra actitud positiva, soñadora, respetuosa, bondadosa, generosa y esperanzadora.

Compartiendo con los hermanos nuestra vida, gozos, esperanzas, alegrías como dolores, angustias y tristezas, se ilumina la vida de cada uno al sentirnos partes de experiencias maravillosas que Dios nos regala.

¿La traición de Judas y las negaciones de Pedro son iguales?

Se encuentra mucha diferencia entre las negaciones de Pedro y la traición de Judas; Pedro más bien tuvo miedo y eso lo impulsó a negar a su Señor, sin embargo, Judas pensó, planificó de antemano con malicia para traicionarlo. Aunque en ambos casos, se manifiesta la debilidad del ser humano, tentado y cayendo en la tentación del pecado traicionando y negando. Es un gran llamado a evaluar nuestra vida de fidelidad a Dios y perseverancia en la vida de fe.

Con la traición de Judas, todos nos quedamos cuestionados y desafiados, porque somos débiles y limitados, porque también nosotros podemos caer como él traicionando al amigo. Ahora que nos aproximamos a las elecciones generales para nuestro país, cuántas traiciones vemos, cuánta hipocresía hay en algunos que defienden solo sus propios intereses egoístas y mezquinos, sin importarles el bienestar integral de los demás, sin importar destruir la fama y la vida de una persona o de una familia a costa de conseguir votos y aplausos.

Pedro protesta porque dice que lo seguirá hasta dar la vida por Él, y sin embargo, pocas horas después lo negará. Sabemos que la gran diferencia de Pedro con Judas es haberse arrepentido y así como gran pecador que es, al aceptar al Mesías en su vida, el Señor le confió su Iglesia. Así como Pedro negó a Jesús tres veces, también nosotros lo negamos cuando nos vamos detrás de otros dioses del momento, detrás de los placeres, detrás del dinero, del prestigio, del poder, detrás de los bienes materiales, olvidándonos de Él, dejándole al mismo Dios en segundo plano.

La glorificación del Hijo del hombre está en relación con el último rechazo de los suyos y con la máxima humillación. Aparentemente la crucifixión y la muerte son el primer acto de lo que vendrá luego: crucifixión-muerte-Resurrección-Iglesia ungida por el Espíritu Santo actualizándose en nuestras comunidades de nuestro tiempo. Es decir, que es un mismo acontecimiento, no podemos mirar y centrarnos solo en uno sin ver el todo: la Vida de Dios más allá de las traiciones y negaciones de todos los días. La glorificación del Hijo del hombre coincide con la de Dios, pues se unen entre ellos.

De ahí que le llamamos acontecimiento, tanto la crucifixión como la muerte y la Resurrección se unen en una única experiencia de un Dios despojado y encarnado.

Naturaleza divina

El origen divino de Jesús no puede ser entendido sino solo desde la fe. Hasta los discípulos eran lentos en entender. Demuestra eso la actitud y palabras de Pedro al negar a Jesús cuando la situación era adversa. Solo la fe nos sumerge en la dimensión de lo sagrado para entender que Dios pueda ser crucificado y morir, y en esa humillación extrema, muriendo en la peor de las muertes de la época, se manifiesta su glorificación, su triunfo.

Es de destacar la actitud del discípulo amado, amigo cercanísimo de Jesús, quien se recuesta en su pecho. Es visible que en medio de una situación complicada, de negaciones y traiciones, la confianza y la cercanía de una persona amiga reconforta el alma. Es un amigo que pregunta, dialoga, se recuesta, es alguien en quien apoyarse totalmente. El discípulo amado nos anima a valorar al amigo que Dios nos regaló y a dejar que se acerque porque el amigo comprende y acompaña en las buenas y en las malas.

Oración

Perdón, Señor, por las veces en que te hemos traicionado, priorizando otras cosas en nuestras vidas. Perdón por traicionarte, murmurando y calumniando al hermano, por difamar a personas procurando quedar bien nosotros delante de los demás. Perdón porque te negamos cuando estamos en ambientes donde se burlan de ti y sentimos vergüenza de decir que somos cristianos.

Gracias, Señor, por amarnos y servirnos aunque muchas veces te hemos traicionado y negado. Gracias por tu Luz cuando todo nos resulta oscuro. Gracias porque nos sumerges en tu Vida destinándonos a pasar por lo mismo que pasaste mirando firmemente la Resurrección.

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