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“Cuando Rosita llegó a mi vida no sabía qué iba a hacer con ella, y hoy no sabría qué hacer sin ella”. Así define Graciela Battilana cómo se sintió cuando nació su segunda hija, con síndrome de Down, quien hoy ya tiene 20 años de edad, ha culminado los estudios secundarios, practica deportes y trabaja en una escribanía.
Con el acompañamiento e iniciativa de su madre, Rosita se ha convertido en toda una activista por los derechos humanos.
Graciela es igualmente mamá de Christian (38), quien trabaja de forma independiente, y es un excelente hijo y hermano.
Habitualmente Graciela y Rosita participan en diversas actividades: congresos, seminarios, talleres, conferencias, presentaciones, festivales, conciertos y mucho más.
Amor y límites
“Mi mensaje es que eduquen a sus hijos con mucho cariño, mucho amor y mucho límite, para que puedan más adelante servirse a sí mismos y a los demás”, observa Graciela. “Es fundamental que apuesten por la inclusión. Somos nosotras las mamás quienes debemos hacerlo primero, para que lo haga igualmente toda la sociedad”, remarcó.
Con el objetivo de concretar actividades inclusivas para niños, adolescentes y jóvenes con síndrome de Down, y al mismo tiempo brindar un acompañamiento integral a los padres, y especialmente a las mamás, Graciela creó la Asociación Recreativa Educacional para Personas con Discapacidad (Arepe).
Apoyo de toda la familia
Conocimos así a mamás y a sus hijos que acuden a la asociación para jugar, compartir y aprender. Es el caso de Lourdes Núñez (36) y su hijo Misael Araújo (10 meses).
Lourdes es licenciada en ciencias de la educación, e igualmente mamá de Dulce María (12) y Cielo María (6). “Para mí lo más importante es que la familia tiene que estar unida. Una mamá es completa cuando tiene el apoyo de su marido, de su abuela, porque cuando llega un niño con discapacidad a tu vida, como en mi caso con Misael, esta cambia completamente”, subraya Lourdes.
“Ella es nuestro motor”
Describe su experiencia de vida Verónica Vidal (23), mamá de Cecilia: “Para mí, y para su papá también, ella es nuestro motor. Cecilia es la responsable de nuestras sonrisas”.
En cuanto al día a día como mamá e integrante ya de una familia, sostiene: “Estamos muy sorprendidos, y nos alegramos por todos los logros; por cada logro, por más pequeño que sea. Ella es muy cariñosa y muy cabezuda. Es mi peluquera (refiriéndose a que ‘le hace peinados’ a su largo y sedoso cabello). Le gusta mucho jugar”.
Afectuosa compañía
Participaron durante la entrevista los hijos de Zunilda Aquino (33): Marcos Villalba Aquino (8) y Lucas Enmanuel Aquino, de un año y once meses de edad. Habló en representación de su mamá el niño Marcos, muy orgulloso de ella. Explicó que trabaja mucho, y que aún así tiene el tiempo suficiente para compartir con ambos hermanos. “Nosotros jugamos a la pelota, porque es lo que a él más le gusta jugar”, explica. Además –agrega– charlan y comparten mucho cotidianamente.
Las mamás que acuden a Arepe definen que así como sus hijos aprenden, progresan y crecen integralmente, también ellas encuentran un espacio importante para dialogar, aclarar todas sus dudas, encaminando sus pasos por el sendero de la inclusión social efectiva.
cmedina@abc.com.py Foto: David Quiroga.