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El padre Recalde afirmó que Livieres Plano nunca quiso escuchar indicaciones y que el Vaticano hizo muy bien en sacarlo.
“Nosotros como sacerdotes más antiguos estuvimos dando indicaciones sobre cómo debería ser, pero nunca quiso escuchar ni estar en comunicación con nosotros. Si decíamos algo era muy fácil para él trasladarnos. Hizo muy bien el Vaticano en dejarlo de lado”, reiteró.
Recalde afirmó que Livieres exigía cifras siderales como aporte a las parroquias. En su caso dijo que debía entregar G. 11 millones mensuales al obispado y que no saben qué hacían con ese dinero.
“Teníamos que inventarle el dinero. Además vendió varios terrenos, la venta de parcelas de cementerio... no sabemos dónde va ese dinero. Para la mutual de sacerdotes pagábamos G. 80.000, pero ese dinero no llegaba a la mutual del clero. Si no es él, sus familiares o secuaces usaban ese dinero”, afirmó.
Dijo que el mismo también fue trasladado por pedir informes y balance de los gastos y que en todo ese tiempo él se mantuvo en silencio por ser un sacerdote obediente que actuaba diplomáticamente.
Otro de los cuestionamientos que hizo el Vaticano a Livieres Plano fue la malversación de fondos de la diócesis, así como de los recursos que recibía para obras sociales y gastaba en otros fines.