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Nacida en la ciudad de Pirayú el 17 de marzo de 1919, siendo niña se trasladó a Asunción para vivir en la casa del doctor Venancio Galeano (también pirayuense), cursando apenas el primer grado, pero ya lo suficiente para leer, escribir e incluso crear poemas, manejando a la perfección la máquina de escribir, según indicó.
Por la Patria daría
mi vida
“Cuando tenía 14 años me pidió el soldado Galo Guerreño, de Misiones, hijo de Juana Guerreño, madre soltera, para ser su madrina; con gusto acepté, porque por la patria daría hasta mi vida”, señaló orgullosa la cumpleañera.
Cigarro po’i y dulce de maní
Asimismo, expresó que su ahijado formaba parte del regimiento RI 3 Corrales, junto al conocido poeta paraguayo Emiliano R. Fernández, y que a menudo enviaba encomiendas al soldado Galo Guerreño, consistentes en cigarro de hoja (cigarro po’i) y dulce de maní, aunque este último ya no pudo llegar a destino en los últimos meses de la guerra, porque la pelea ya era en Ingavi, límite con Bolivia.
Curó heridas en el
teatro nacional
Sostuvo, además, que trabajaba en el teatro nacional, lugar donde llegó a curar las heridas de los soldados guaraníes heridos durante la citada guerra.
Con gusto hubiera peleado por el país
“Solo faltaba que peleemos las mujeres, pero no nos permitieron; con gusto lo hubiera hecho”, agregó la señora Patricia viuda de Duarte, al señalar que al culminar la guerra contra Bolivia (1932-1935), conoció al excombatiente de la contienda chaqueña Roque Duarte, con quien contrajo matrimonio.
Recuerda con nostalgia los años felices vividos con su marido, ahora ya fallecido y la hermosa familia con que cuentan, asegurando que don Roque siempre está con ella, desde el cielo, acompañándola permanentemente.