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El obispo emérito de Caacupé habló primeramente del protector San Miguel, de quien dijo es un arcángel presente en la biblia y que lucha contra el mal, que solo busca la división. Al respecto, indicó que la división perjudica a todos. Agregó que los cristianos están llamados a la comunión y no a la división. Insistió en que la división hace mal a la parroquia; hace sufrir al párroco y a los fieles. Recomendó no caer en esa tentación del diablo, que es el padre de la mentira.
Giménez explicó que los ángeles existen: los niños tienen sus ángeles, así como cada uno de los presentes. “Cuantas veces nos salvamos de una tragedia, superamos un mal o quisimos cometer un pecado y atribuimos el milagro a nuestros ángeles”, resaltó.
La misa estuvo muy bien ambientada por el coro, mientras los organizadores adornaron el lugar con tapete que contenían las imágenes de santos y de la Virgen del Perpetuo Socorro. Estos trabajos fueron traídos de Pedro Juan Caballero.
La fiesta patronal culminó con el kermés, que premió a muchos de los presentes.