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Durante todo este tiempo, el paciente no recibe alimentos de la previsional, y el costo para el enfermos y un familiar que lo atienda es de alrededor de G. 60.000 por día.Los asegurados del Instituto de Previsión Social, además de soportar las incómodas camillas y los insalubres pasillos de la sala de Urgencias del Hospital Central, no reciben comidas de la previsional. Los familiares requieren alrededor de G. 60.000 para comer y dar de comer a su paciente.
Otra situación que se les presenta a los familiares es que los alimentos deben comprarlos indefectiblemente de la cantina ubicada dentro del hospital, porque no pueden abandonar por mucho tiempo a sus pacientes. Señalan que en este local el precio es muy elevado y, por eso, muchas veces algunas personas de escasos recursos pasan hambre.
Según nuestras averiguaciones, un enfermo con problemas cardiacos, diabético o hipertenso requiere comidas especiales, con un promedio de G. 30.000 para adquirirlo. En ese sentido, lo recomendable es que consuman a la mañana un tostado con cocido con leche, que cuesta G. 8.000; a la siesta, un caldo de pollo o soyo, que cuesta G. 7.000, y un vaso de jugo: de naranja, G. 3.000, o de durazno, G. 4.000. A la tarde, puede repetir lo consumido en el desayuno, y a la noche, lo del almuerzo.
A su vez, la persona que cuida al paciente también necesita al menos G. 30.000 para su comida diaria.
En la cantina de IPS, una empanada frita cuesta G. 3.000, y al horno, G. 6.000; una masita, G. 2.000; un café con leche, G. 3.000, y una porción de sopa, G. 3.000. Igualmente, un plato de comida se comercializa a G. 12.000.
La situación se complica para las personas que vienen del interior con apenas dinero para los pasajes, pues ya no les sobra para la compra de comestibles.
La falta de provisión de alimentos de la previsional también se convierte en un peligro, porque muchas veces los familiares, por no contar con recursos, les dan de comer cualquier cosa a sus pacientes.
Sobre esta situación, tratamos de conocer la versión del titular del IPS, Dr. Luis Alberto López. Llamamos ayer en varias ocasiones, a partir de las 10:00, en su celular, que sonaba, pero no nos atendió. Incluso le dejamos en su buzón de mensajes las preguntas para que nos conteste, pero no lo hizo.
Otra situación que se les presenta a los familiares es que los alimentos deben comprarlos indefectiblemente de la cantina ubicada dentro del hospital, porque no pueden abandonar por mucho tiempo a sus pacientes. Señalan que en este local el precio es muy elevado y, por eso, muchas veces algunas personas de escasos recursos pasan hambre.
Según nuestras averiguaciones, un enfermo con problemas cardiacos, diabético o hipertenso requiere comidas especiales, con un promedio de G. 30.000 para adquirirlo. En ese sentido, lo recomendable es que consuman a la mañana un tostado con cocido con leche, que cuesta G. 8.000; a la siesta, un caldo de pollo o soyo, que cuesta G. 7.000, y un vaso de jugo: de naranja, G. 3.000, o de durazno, G. 4.000. A la tarde, puede repetir lo consumido en el desayuno, y a la noche, lo del almuerzo.
A su vez, la persona que cuida al paciente también necesita al menos G. 30.000 para su comida diaria.
En la cantina de IPS, una empanada frita cuesta G. 3.000, y al horno, G. 6.000; una masita, G. 2.000; un café con leche, G. 3.000, y una porción de sopa, G. 3.000. Igualmente, un plato de comida se comercializa a G. 12.000.
La situación se complica para las personas que vienen del interior con apenas dinero para los pasajes, pues ya no les sobra para la compra de comestibles.
La falta de provisión de alimentos de la previsional también se convierte en un peligro, porque muchas veces los familiares, por no contar con recursos, les dan de comer cualquier cosa a sus pacientes.
Sobre esta situación, tratamos de conocer la versión del titular del IPS, Dr. Luis Alberto López. Llamamos ayer en varias ocasiones, a partir de las 10:00, en su celular, que sonaba, pero no nos atendió. Incluso le dejamos en su buzón de mensajes las preguntas para que nos conteste, pero no lo hizo.