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Los ishir viven en la zona de Bahía Negra, donde se forma la triple frontera entre Paraguay, Bolivia y Brasil, en siete comunidades en las que residen cerca de 2.600 personas, que ocupan un total de 50.000 hectáreas en las riberas del río Paraguay, explicó a EFE Andrés Osuna, uno de los líderes comunitarios.
En este lugar quedaron confinados los ishir, que anteriormente fueron nómadas. Tras décadas de resistencia en la zona, los ishir enfrentan ahora una nueva amenaza: la del avance de las empresas ganaderas, en su mayoría de capital extranjero, que van estrechando el cerco en torno a sus tierras ancestrales.
Las explotaciones ganaderas han invadido incluso un lugar considerado como sagrado para la cultura ishir, llamado “eschma”, que en la lengua de estos nativos significa “abundancia de peces”. Ese territorio está hoy ocupado por la ganadera Paraverde, de un empresario turco, que se encarga de autorizar o de bloquear el acceso de los indígenas a la finca.
Por ello, representantes de los indígenas se desplazaron a Asunción para iniciar una ronda de contactos con varias autoridades estatales, entre ellas el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI), y pedirles que estudien llegar a un acuerdo de compra o a una expropiación al propietario de Paraverde, y de este modo recuperen las tierras para los ishir.
Pidieron además que el Estado acelere el proceso de transferencia de las tierras que son propiedad del INDI a los ishir, y les otorgue los títulos de propiedad.