Los clubes de barrio son un cofre de historia y de recuerdos de infancia

Los clubes de barrio son un cofre de historia, de recuerdos de infancia y de juventud. Los que rodean al Sportivo Villa Aurelia, más conocido como Sport Yu’i, no tienen desperdicio. El Dr. Ángel Daniel Cohene reunió algunos retazos de sus vivencias alrededor de este escenario, testigo MUDO del crecimiento de un barrio humilde, hoy en uno de los más distinguidos de Asunción.

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El mes de setiembre, y sobre todo el 29, era de fiesta por el aniversario, esperado con ansias por los niños. Se instalaba la calesita “rápida, segura y veloz”, los distintos juegos de kermesse y las espontáneas competencias de penal, frente al arco.

La famosa escuela de policía “José Eduvigis Díaz” estaba instalada en la esquina de Mariscal López y San Martín, hoy una plaza, de bastante mal gusto.

Los uniformados practicaban en Sport Yu’i desde las cinco de la mañana. Hasta hacían prácticas de tiro.

Gol con pelota desinflada

El domingo 29 de setiembre pasado, día aniversario del club, estuvo en la reunión de confraternidad Tuna, aquel gran arquero de la época del 64, quien alternaba con Coco. Su hermano era Bebucho (Indalecio Giménez), aquel que anotó goles de todos los colores entre 1968 y 1970, inclusive con pelota desinflada.

“Eso pasó y el diario ABC registró. Fue el tercer gol que le hizo al General Díaz de Luque, en su segundo año de permanencia en la Segunda División de la Liga Paraguaya de Fútbol. ABC tituló en su suplemento deportivo: “Gol con pelota desinflada”, relata Cohene.

El partido estaba igualado 2 a 2. A los 35 minutos, Bebucho –un corpulento número 9 de más de dos metros de altura– remató un certero derechazo hacia la valla del rival. Tan desgastado estaba el balón que la potencia del disparo reventó la vejiga. Los de General Díaz protestaron. La derrota terminaba con su invicto en aquel campeonato.

Pero Yu’i tenía solo cuatro pelotas. La primera fue pinchada ex profeso por la hinchada del “General”. La segunda estaba descostureada. La tercera se extravió en los yuyales. El árbitro dio plazo de 15 minutos, de lo contrario los puntos se acreditaban a la visita...

“Nos salvó el enemigo...”

Ante la emergencia, los dirigentes que tenían vehículo se movilizaron hacia los clubes de las cercanías: el Nueva Estrella, el 12 de Octubre y el General Genes, el enconado rival de siempre.

Ante los ruegos, cedió su capataz, “don Edú” (Eduardo Balbuena), quien proveyó de dos balones, no sin antes dejar un breve mensaje: “pehechápa peê Yu’igua. Ko vídape entérore ñainkotevê..., pero nei, tapeho peity katu la invicto” (vieron ustedes los del Yu’i. En la vida nos necesitamos todos, pero bueno, vayan y echen al invicto”). Gracias a don Edú continuó el partido y el Sportivo aguantó la embestida de los de Luque, que vestían los colores de la casaca de Olimpia, y ganó.

Pelotazo derriba avión

Al hablar del General Genes, el autor de la historia del Sportivo Villa Aurelia, recuerda cuando uno de sus jugadores derribó un avión monomotor que cruzó volando bajo por su campo de juego.

“ Las piruetas despertaron la curiosidad del público y la distracción de los jugadores. De repente, el jugador del Genes, Fidel Trigo, tomó el esférico con la mano y disparó al aire un balonazo que justo impactó en la hélice. Se paró el motor. Planeó el avión que cayó a unas cuatro cuadras más allá del arco norte, sobre la avenida España, en Casilla 4. El estadio se vació. Todo el mundo se precipitó hacia el lugar del accidente. Al llegar, vimos salir milagrosamente vivo al piloto de la aeronave. Para sorpresa de todos se trataba del vicepresidente de la entidad, el comandante Lird”.

El último aniversario

En la reunión por el 78 aniversario de fundación, los ex dirigentes, jugadores y exfanáticos de “la albiceleste” recordaron a los pioneros don Sebastián, Donolo, Ña Marciana, don Peña, Ña Sara, don Juanito, Ña Niní, Chiquita Turlán, don Julio Turlán, don Ángel y doña Nena, don Aponte, el Dr. Balbuena, “Chau ché”, don Cubilla, don Correa y señora, doña China y el Dr. Marecos, cada uno con un pedazo de recuerdo y anécdotas selladas en la memoria.

El paisaje urbanístico de hoy es diferente. Las casas y mansiones compiten en belleza. Ya no están los patios sin muralla cubiertos de frondosos árboles, ni se ven los perros cuidando las casas. Solo quedan algunos pocos vecinos y amigos. La mayoría migró o partió al más allá. Uno se imagina que tienen prendida su banderita celeste y blanca, a la espera de las 15:00 horas de cualquier domingo, para ver entrar al poderoso Sport Yu’i en el clásico ante Gral. Genes.

holazar@abc.com.py

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