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Relata el caso de un ciudadano que padeció una intervención como la señalada, Mario Concepción Sánchez, de 40 años, quien es casado, tiene tres hijos menores (de 15, 14 y 4 años), docente oriundo de Santa Rita, Dpto. del Alto Paraná.
Señala que hace más de un año, tras realizarse un chequeo de rutina, fue detectado que tenía un tumor cerebral, que por estar localizado en una zona que afectaba el equilibrio y la coordinación, debió ser extirpado.
“La neurocirugía de alta complejidad fue realizada con éxito en el Hospital Central del IPS, por un equipo multidisciplinario liderado por especialistas en neurocirugía”, agrega el informe.
Indica luego que el tumor extirpado fue de naturaleza benigna, lo que significó un primer estadio superado auspiciosamente, más aún al cumplirse 25 días en la unidad de terapia intensiva sin inconveniente alguno.
Después, el paciente fue llevado a una sala común, en la que permaneció 21 días, y durante todo ese período de hospitalización recibió asistencia de fisioterapia respiratoria y motora por el servicio del Hospital Central.
Además, dice, se solicitó interconsulta con médicos fisiatras del Centro de Medicina Física y de Rehabilitación del IPS, quienes indicaron seguir tratamiento ambulatorio al alta.
Dice luego, que como toda cirugía de este tipo, la misma deja algunas secuelas, y también por la larga internación del paciente. “Mario presentó trastornos del lenguaje, en la deglución, debilidad de los miembros, dolores de cabeza, entre otros síntomas”, detalla el informe.
“Cuando se despertó después de la operación, no dijo nada, porque no podía hablar, recién después de 8 días empezó a decir mamá y agua. Comprendía y nos comunicábamos con gestos mínimos”, mencionó la esposa de Mario, Ana María Torres.
Seguidamente, el relato del IPS manifiesta que el paciente “con decisión inició la rehabilitación para recuperar el equilibrio y la fuerza, entre otras funciones, tratamientos que exigieron regularidad, disciplina, mucha fuerza de voluntad y el apoyo de la familia y de los profesionales, ya que tuvo que aprender de nuevo a hablar, caminar, a expresar sus emociones y sensaciones, como un niño”.
Expresa el texto que Mario reconoció que sintió miedo: “Me preguntaba, ¿recuperaré mis funciones? ¿volveré a llevar una vida normal?; y como soy creyente, sabía que Dios no me iba a abandonar y me entregué sin dudar a los profesionales del IPS”.
El paciente fue recuperándose poco a poco. “Impresionante la mejoría, por Dios! era como un bebé, lo que conllevó mucha paciencia, amor y cariño de nosotros, su familia, y de los profesionales, quienes nos guiaron, porque cómo yo una persona que no ha estudiado medicina, iba a saber qué hacer con él”, refirió su esposa Ana María.