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Sonaban sin parar bocinas y sirenas, un helicóptero sobrevolaba a no demasiada altura. Flameaban banderas paraguayas y del Papa. Los celulares no cesaban de tomar fotografías que iban directo a las redes. Las exclamaciones y emociones fluían al paso de la caravana que traía el retablo de maíz, coco y semillas. “Dios mío, no puedo creer”, se escuchaba decir a una mujer que aguardaba ansiosa a la entrada de Ñu Guasu y empezó a lagrimear. Mucha emoción y algarabía acompañaron la llegada de esta verdadera obra de arte, quizás única.
Eran las 15:18 cuando, bajo unas nubes que se disponían para la lluvia, la caravana con las magistrales obras traspasó el pórtico del predio de la Fuerza Aérea.
Gran cantidad de personas llegó hasta el lugar y cuando a las 15:45 se corrieron las cortinas de uno de los camiones y aparecieron las imágenes de San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola –hechas con semillas de girasoles, porotos y maíz– irrumpieron en aplausos. Muchos aprovecharon para firmar los cocos que todavía no tenían nombres.
Estuvieron presentes para el recibimiento autoridades del gobierno y de la Iglesia que conforman la Comisión de Visita del Papa.
Koki Ruiz destacó el cariño y las muestras de emoción de la gente en todo el trayecto. “Sobre todo fue muy emocionante en Carapeguá, donde una cantidad de jóvenes abrazados y en cordones bajo la lluvia nos vieron pasar con alegría”, destacó al pedir un aplauso a los artesanos de Tañarandy que trabajaron con él durante dos meses.
La obra lleva más de 20.000 espigas de maíz, 160.000 frutas de cocos naturales y 1.000 calabazas.
El Dr. Raimundo Vargas, coordinador de la caravana, destacó la importancia de este trabajo, orgullo de los misioneros y paraguayos. En tanto, Amado Rodríguez, de la empresa transportadora, afirmó que se trata de una “obra maestra” y consideró una bendición haber traído las piezas sin inconvenientes y, al ser descubiertas las principales imágenes, se vio que han llegado intactas tras el recorrido de casi siete horas.