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El jueves pasado se confirmaba la decisión del papa Francisco de destituir al obispo Rogelio Livieres Plano de la Diócesis de Ciudad del Este, luego de haber enviado en el mes de julio a dos altos representantes del Vaticano para que realizaran una vista apostólica, tras múltiples denuncias. Los resultados de la “auditoría” fueron categóricos para que la Santa Sede tomase la drástica medida.
Esta es la primera vez que un obispo paraguayo es destituido por la cabeza de la Iglesia Católica, ya que el mismo no quiso renunciar como le habían propuesto en principio. Sin embargo, hubo otros casos polémicos de obispos paraguayos que tuvieron que renunciar antes de lo establecido en el Derecho Canónico, canon 401, parágrafo 1, que obliga a los obispos a presentar su renuncia ante el Papa una vez cumplidos 75 años.
He aquí cinco casos de obispos que renunciaron antes de los 75 años:
Mons. Demetrio Aquino, exobispo de Caacupé. Renunció en 1994, a los 67 años, luego de que saltaran acusaciones sobre malversación de fondos de la diócesis y por ser afín a la dictadura de Alfredo Stroessner (sobre su persona se dijeron muchas cosas: que tenía estancias, industrias y empresas de transportes. Sin embargo, cuando murió dejó un solo bien: una modesta casa en la capital del país).
Jorge Livieres Banks, exobispo de Encarnación y tío de Livieres Plano, es otro de los casos más resaltantes. El sacerdote acumuló denuncias por abuso sexual a menores, que inclusive llegaron a los estrados judiciales. Renunció en 2003 a los 74 años y se alejó del ojo público. Reapareció en medio del escándalo que involucró a su sobrino, a quien pidió ofrecer disculpas al arzobispo Pastor Cuquejo para solucionar los problemas y Livieres Plano respondió que si Cuquejo le tira una piedra, él le tiraría 100 más.
Óscar Páez Garcete fue obispo de Ciudad del Este hasta que se denunció que había violado sus votos de castidad. También le cuestionaron su floja decisión en el manejo financiero de la Universidad Católica del Este. Renunció en el año 2000 a los 63 años. Actualmente, ayuda en las parroquias.
Lugo
Otro caso es el de Fernando Lugo, quien renunció a los 54 años, en 2005, para incursionar en la política. Fue presidente de la República de 2008 a 2012 y también fue cuestionado por otros religiosos y feligreses católicos por haber mantenido relaciones sentimentales durante su sacerdocio y por no reconocer a sus hijos.
Cuando dejó el cargo como obispo de San Pedro, argumentó la delicada salud que atravesaba su madre, lo cual era cierto, pero la verdadera causa fueron las relaciones sentimentales que mantenía con mujeres, siendo obispo. En enero de 2008, Lugo fue reducido al estado laical, porque ganó las elecciones presidenciales.
Finalmente, tenemos a monseñor Claudio Silvero, a quien se lo puede ver hasta ahora en la diócesis de Encarnación, donde se desempeña como obispo auxiliar. El religioso renunció en 1998, a los 63 años, luego de haber sufrido un grave accidente en el que se golpeó la cabeza. Sus condiciones de salud no lo habilitaban para estar al frente de una diócesis y tener poder de decisión. Hizo luego un tratamiento hasta que logró su recuperación.
¿Por qué echaron a Livieres?
En el caso de Livieres Plano, los motivos son varios. Resaltan el manejo desprolijo en el seminario interdiocesano, donde los sacerdotes eran consagrados con cuatro años de estudios cuando que en el Seminario Mayor se exige un mínimo de seis años; la protección y férrea defensa del sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, denunciado desde Estados Unidos por diversos casos de abusos contra menores de edad y el uso discrecional de recursos transferidos por la Itaipú Binacional para obras sociales. Estas fueron algunas de las razones que llevaron al Vaticano a disponer la visita apostólica.
Livieres Plano también tuvo enfrentamientos con laicos organizados, que incluso llegaron a estrados judiciales. Acusó, igualmente, a los obispos del Paraguay de ser afines a la teología de la liberación y, finalmente, tuvo un entredicho con el arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuquejo, a quien tildó de “homosexual” y le negó las disculpas.
¿Qué pasa con Livieres Plano?
Al ser destituido, sale de la jerarquía eclesial por la ventana y no por la puerta. Los obispos que renuncian antes o al cumplir los 75 años conservan el título de “emérito” y hasta pueden participar de las plenarias de la asamblea de la Conferencia Episcopal con voz, pero sin voto. También pueden impartir los sacramentos en otras parroquias, incluso ayudan a los párrocos o al obispo ordinario del lugar.
Livieres Plano, al ser destituido, no tiene estas prerrogativas. Mantiene el título de obispo destituido y de monseñor. Puede celebrar algunos sacramentos privadamente. Podrá además oficiar misa en comunidades religiosas o con movimientos, pero en estos casos deberá tener la autorización del obispo jurisdiccional u ordinario del lugar. Algunos entendidos aseguran que si él recapacita, su caso sería revisado y hasta tendría más libertad para celebrar los sacramentos.