Las cabras dieron lugar a las industrias y los comercios

Odolia Storni, una de las últimas del linaje en Paraguay de la poetisa y escritora argentina Alfonsina Storni, pasó los primeros siete años de su vida en el barrio Cachinga, en las inmediaciones del Hospital de Clínicas, como cuenta en una entrevista de ABC Revista del 20 de noviembre de 2011. Al hablar del secreto de su longevidad, lo atribuyó a la leche de cabra que tomaba de chiquita en su barrio. 

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Da fuerza a la versión recogida por la historiadora Rosanna Vera Alegre, que ha reunido una “enciclopedia” sobre el barrio y sus tambos de vacunos y cabras. Orgullosa, muestra que en el título de su propiedad dice “paraje Cachinga”.

Menciona que en el barrio, desde la primera mitad del siglo XX y hasta las últimas décadas, funcionaba la terminal de ómnibus de “La Caacupeña”, más conocida como Terminal’i o Litoral’i.

Varias industrias surgieron en el entorno: hilandería Genovese, la fábrica de fósforos, jabones Lagarto, Cavallaro, Cervecería Paraguaya, Casa Ferro (fábrica de ropa deportiva) y la propia Administración Paraguaya de Alcoholes (APAL).

A la par, había centros sociales, hoy ya extinguidos, como el Sindicato de Cerveceros Unidos, la pista bailable “Dancing El Paraíso” y el cine Lumington.

Los bares y restaurantes, como hongos, entre ellos, la destacada Rotisserie Maffei, en la plazoleta del Puerto.

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