La tragedia de Remanso Castillo

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Para muchos de nosotros, todavía niños en 1952, el naufragio de una lancha en la peligrosa zona de Remanso Castillo, cerca de donde años después se construyó el puente que actualmente enlaza la Región Oriental con el legendario Chaco, constituyó un hecho que quedó marcado en nuestras vidas, tanto como la caída del avión de Panair do Brasil, dos años después, en Barcequillo. Ambas tragedias dejaron decenas de víctimas, pero la de Puente Remanso enlutó a numerosas familias asuncenas.

Recuérdese que el Centro de Instrucción Militar para Estudiantes y Formación de Oficiales de Reserva, más conocido por sus siglas CIMEFOR, fue creado por Decreto Nº 5689 del 24 de octubre de 1944 del Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, bajo el gobierno del general Higinio Morínigo, pero recién en 1952, durante la presidencia de Federico Chávez, se convirtió en ley nacional y se reglamentó su funcionamiento. Su primer director fue el Cnel. DEM Heriberto Florentín. Valga esto para ilustrar a los lectores.   

Pues bien, los cimeforistas de 1952 se juntaron con los de 1951, por lo cual la dotación cuartelera era inusualmente grande, e igualmente grande la cantidad de familiares que, domingo a domingo, concurrían a Villa Hayes, preferentemente en lancha, a visitar a los cimeforistas.   

El 14 de diciembre de 1952 fue el primer domingo de franco de aquella remesa, entre quienes se encontraban muchos que luego fueron conocidos por sus actividades profesionales o políticas, como el Dr. César Manuel Sisa, quien relata en un libro de su autoría algunos detalles del hecho que comentamos. Cuenta que "la dotación estaba compuesta de más o menos 400 aspirantes y alrededor de 30 cabos, ya que se habían juntado dos períodos; no había sargentos. El director del CIMEFOR era el Cnel. Rogelio Benítez, secundado por el TCnel. Buenaventura Pappasei Roa y el mayor Aníbal Sapriza Corrales, todos excelentes militares".   

Recuerda a sus camaradas de entonces, Alexis Frutos Vaesken, Francisco "Kiko" Benítez, Rodney Elpidio Acevedo, Domingo Laíno, Atilio R. Fernández, Lupe Angulo, Toto Alló, El Gordo Carreras, Pocholo Gayol, Negro Taboada, Luis Caffarena, Piti Corrales, Manuel Talavera, Cachito Rivarola Paoli, Coco Blaires, Nemesio Fiandro, Rubén Maneglia, Juan Max Boettner, Osvaldo Camperchioli, Francisco Arce Bazán, Juan María Carrón, Cacique López Moreira, Miguel Angel Bestard y "algunos cabos famosos como Ayala Maderna, Zaldívar, el dúo Sosa Ruiz, Pallarolas, Llanes, Feltes, Carduz, Martínez".   

El día de la tragedia, los cimeforistas asistieron a la misa y luego del desayuno se dio comienzo al primer día de franco de los aspirantes. Todos en tropel -como nosotros, siete años después- salieron a la playa, con la mirada fija hacia el sur a ver si se acercaba alguna lancha desde Asunción, el medio más sencillo de la época para llegar a Villa Hayes.   

Cerca de las ocho llegó la primera lancha, pero curiosamente, cuenta el Dr. Sisa, "solo bajaron unas pocas personas que se dirigieron directamente al cuartel, y al rato sonó la campaña llamando a formación". Llamó la atención porque no era común. Algo raro pasaba. La noticia corrió como reguero de pólvora... "Una lancha con familiares de cimeforistas chocó contra una piedra a la altura de Remanso Castillo y se hundió. Hay muchos ahogados...".   

En la formación, el mayor Sapriza Corrales informó sobre lo acontecido y luego comunicó que a quienes llamara a continuación serían evacuados a Asunción, inmediatamente. La lectura de la lista fue un momento trágicamente inolvidable. Los llamados, demudados y llorosos, se abrazaban a sus camaradas… Sisa supo, horas después, que su padre, su madre y su hermana Teresa se habían salvado, pero que el menor de la familia, Carlitos, de solo 10 años, había perecido… y fue también evacuado.   

Los momentos vividos en el cuartel fueron dramáticos, pero más lo eran los que se vivían en torno al naufragio, donde lanchas y botes patrullaban la zona, buscando náufragos o restos mortales, los cuales eran embarcados y trasladados inmediatamente a la playa Montevideo, donde los familiares esperaban noticias, algunos esperanzados, otros resignados a su suerte.   

Las radios se enteraron de la noticia pasado el mediodía y la difundieron con mesura, tratando de evitar impactos emocionales para los familiares de los desaparecidos y los diarios del día siguiente destacaban que la tragedia se produjo porque la lancha, con sobrepeso, rozó con el fondo rocoso de la zona, perforando el casco y hundiéndose en contados minutos.   

Las víctimas de la tragedia fueron: Mercedes Saguier de Aseretto, Angela Marsal de Bestard, Catalina Britos Giménez, Esteban Escobar, Ramona Núñez de Escobar, Antonia Pedroso Vda. de González, Abraham Chihan, Salvadora y Blas Lucifora, aspirante Benjamín Karlik, Ricardo Federico Kroff, Rosario M. de Kroff, Fermín E. Martínez, Rosa Navarro, Luis Perera, Juana de Perera, Mary Perera, José Riveros, Josefina Avalos de Riveros, Catalina Britos de Rodríguez, Perfecto Román, Caledonia de Serra, Rosa Serra de Cuevas, Carlitos Sisa, José Sclosscki y Antonio Valiente Rodríguez.
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