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El tradicional espacio se convirtió en la “ruina moderna” que hoy representa la Plaza de la Democracia, quizás uno de los peores experimentos urbanísticos que se realizó en Asunción y se inauguró en 1995. Hoy es un lugar degradado, casi mísero.
Lo que en los años 60 era uno de los espacios públicos recreativos y paseos por excelencia en el Centro Histórico de Asunción, hoy se ha convertido en un sitio que ahuyenta. Espanta por el calor reinante, el abandono que padece y el mamotreto en el que se ha convertido.
El 21 de abril de 1995, hace casi 19 años, fue habilitada como una “obra de vanguardia” la Plaza de la Democracia por el entonces intendente Carlos Filizzola y el presidente Juan Carlos Wasmosy.
El sitio emblemático anterior perdió su llamativa fuente lumínica que atraía a tantos visitantes, su arboleda, su empastado, sus jardines, sus faroles, sus palmeras y hasta sus bancos que invitaban a un descanso reparador.
El proyecto de la plaza correspondió a los arquitectos Gonzalo Garay y Luis Alberto Boh, quienes aseguran –según las publicaciones de la época– que el lugar era un “símbolo ideado para fiestas, protestas, ceremonias, para la soledad –en medio de los demás–, para el encuentro, para los ancianos que quieran recordar, para los discapacitados”.
Pero menos de un mes después la pasarela peatonal se desplomó y empezó allí mismo la decadencia del espacio público. Todas las administraciones municipales que pasaron por la Comuna capitalina no pudieron resolver el problema en el que se ha convertido por el irreparable daño causado al ambiente y al entorno urbano.
El Arq. Luis Villalba, actual director de Área Urbana de la Municipalidad de Asunción, anunció a inicios de este mes que la Plaza de la Democracia “en esencia se desnaturalizó” y se ha convertido en una “plaza seca”. No existe verde en el lugar y tampoco el agua que lo ha caracterizado en el pasado.
Adelantó que este año se han presupuestado recursos para realizar “importantes refacciones en el lugar”. Además, se contará con el padrinazgo del Banco Sudameris para su mantenimiento y podrían sumarse otras empresas de las adyacencias.
La Plaza de la Democracia, tal cual está hoy, es un ejemplo de intervención urbana inapropiada y el resultado de la imprevisión de las autoridades municipales. Se convirtió en una de las peores intervenciones urbanísticas del Centro Histórico de la “Madre de Ciudades”. Perdió su esencia y su origen como espacio verde público.