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La falta de trabajo y otros beneficios sociales que no alcanzan o no llegan a la población paraguaya, obligan a las mujeres migrar a Buenos Aires. Pero los trabajos en su mayoría no son calificados, muchos violan sus derechos y la necesidad es más fuerte. El investigador Sebastián Bruno indaga sobre la oferta de prostitución en la capital porteña.
El investigador y sociólogo Sebastián Bruno, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), hace tiempo viene trabajando en una línea de investigación que indaga la oferta de prostitución en Buenos Aires. Nos habla de algunos avances en su estudio, preliminares, pero muy significativos. Señala que las paraguayas son principalmente caracterizadas en los avisos como "ardientes" (el más frecuente), "fogosas", "atrevidas" y "hot".
"Dichos adjetivos denotan una erotización ligada a un determinado estado de naturaleza de la mujer paraguaya, simbólicamente carente de inhibiciones a la hora de la práctica sexual", indica.
Un dato importante que Bruno visualiza es la oferta de servicios sexuales en diarios como en la vía pública, es la apelación al origen paraguayo de las trabajadoras como factor de atracción a potenciales clientes. "La mencionada apelación no tiene análogos en avisos, marginalmente se encuentran algunos que remiten a brasileñas y venezolanas".
"Si bien es el primer dato saliente, interesa también indagar cuáles son los adjetivos asociados a la oferta", señala.
El investigador nos explica que "estas representaciones se asientan en un imaginario general que remite al origen indígena (y particularmente guaraní), presentes de manera muy particular en la historia de la conquista. Es notable también cómo este tipo de oferta también añade a argentinas de provincias argentinas vecinas, especialmente a las oriundas de la provincia de Misiones. Es frecuente encontrarse con avisos que remiten a "paraguayas y misioneras", erotizándolas en la misma medida que a las primeras", dice.
No se vincula con la trata de personas
Sebastián Bruno afirma que esta línea de investigación no trabaja con el tema de la trata de personas, cuyo circuito se encuentra más oculto. Interesa trabajar a nivel de las representaciones y cómo esos avisos impactan en la manera de ubicar simbólicamente a la mujer paraguaya en la trama social de Buenos Aires.
"En mi opinión (y es tan solo eso), no creo que se asocie esta oferta con la trata. El tipo de servicios que se oferta no implican por lo general el forzamiento a la actividad sexual. Sí existe una explotación por quien regentea el local y moviliza recursos para publicitar. Los circuitos de trata son más subterráneos y más bien se dan en el interior de Argentina (particularmente en locales junto a la ruta)", afirma. Explica Bruno, en el avance que nos acerca, que se debe recordar que 6 de cada 10 paraguayas trabajan en el servicio doméstico. Esto se ve acentuado en las que llegaron en la década del 90, siendo que 8 de cada 10 trabajan en esa actividad. "El trabajo sexual no es relevado con precisión por relevamientos como censos y encuestas, ya que como es lógico, se tiende a ocultar. El servicio doméstico el trabajo sexual se erige como referencias simbólicas de acceso al mercado de trabajo, asociándose a la paraguaya primeramente como "doméstica" y alternativamente como "prostituta". Esta es la base que afecta a las paraguayas en su reconocimiento cultural y que opera en una reproducción de ese tipo de inserciones. En particular, la identificación paraguaya-doméstica se encuentra sólidamente construida en cualquier discurso de "sentido común", dice.
Recalca el investigar que esas referencias laborales se deben entender como estigmas de identidad que condicionan la percepción de las paraguayas, ya que se ven asociadas a esas actividades. "Ocupaciones que, vale recordar, se ubican entre las más desprestigiadas", afirma.
(Mañana: Bruno nos habla sobre los trabajadores migrantes paraguayos de la construcción).
El investigador y sociólogo Sebastián Bruno, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), hace tiempo viene trabajando en una línea de investigación que indaga la oferta de prostitución en Buenos Aires. Nos habla de algunos avances en su estudio, preliminares, pero muy significativos. Señala que las paraguayas son principalmente caracterizadas en los avisos como "ardientes" (el más frecuente), "fogosas", "atrevidas" y "hot".
"Dichos adjetivos denotan una erotización ligada a un determinado estado de naturaleza de la mujer paraguaya, simbólicamente carente de inhibiciones a la hora de la práctica sexual", indica.
Un dato importante que Bruno visualiza es la oferta de servicios sexuales en diarios como en la vía pública, es la apelación al origen paraguayo de las trabajadoras como factor de atracción a potenciales clientes. "La mencionada apelación no tiene análogos en avisos, marginalmente se encuentran algunos que remiten a brasileñas y venezolanas".
"Si bien es el primer dato saliente, interesa también indagar cuáles son los adjetivos asociados a la oferta", señala.
El investigador nos explica que "estas representaciones se asientan en un imaginario general que remite al origen indígena (y particularmente guaraní), presentes de manera muy particular en la historia de la conquista. Es notable también cómo este tipo de oferta también añade a argentinas de provincias argentinas vecinas, especialmente a las oriundas de la provincia de Misiones. Es frecuente encontrarse con avisos que remiten a "paraguayas y misioneras", erotizándolas en la misma medida que a las primeras", dice.
No se vincula con la trata de personas
Sebastián Bruno afirma que esta línea de investigación no trabaja con el tema de la trata de personas, cuyo circuito se encuentra más oculto. Interesa trabajar a nivel de las representaciones y cómo esos avisos impactan en la manera de ubicar simbólicamente a la mujer paraguaya en la trama social de Buenos Aires.
"En mi opinión (y es tan solo eso), no creo que se asocie esta oferta con la trata. El tipo de servicios que se oferta no implican por lo general el forzamiento a la actividad sexual. Sí existe una explotación por quien regentea el local y moviliza recursos para publicitar. Los circuitos de trata son más subterráneos y más bien se dan en el interior de Argentina (particularmente en locales junto a la ruta)", afirma. Explica Bruno, en el avance que nos acerca, que se debe recordar que 6 de cada 10 paraguayas trabajan en el servicio doméstico. Esto se ve acentuado en las que llegaron en la década del 90, siendo que 8 de cada 10 trabajan en esa actividad. "El trabajo sexual no es relevado con precisión por relevamientos como censos y encuestas, ya que como es lógico, se tiende a ocultar. El servicio doméstico el trabajo sexual se erige como referencias simbólicas de acceso al mercado de trabajo, asociándose a la paraguaya primeramente como "doméstica" y alternativamente como "prostituta". Esta es la base que afecta a las paraguayas en su reconocimiento cultural y que opera en una reproducción de ese tipo de inserciones. En particular, la identificación paraguaya-doméstica se encuentra sólidamente construida en cualquier discurso de "sentido común", dice.
Recalca el investigar que esas referencias laborales se deben entender como estigmas de identidad que condicionan la percepción de las paraguayas, ya que se ven asociadas a esas actividades. "Ocupaciones que, vale recordar, se ubican entre las más desprestigiadas", afirma.
(Mañana: Bruno nos habla sobre los trabajadores migrantes paraguayos de la construcción).