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Mons. Jiménez Carvajal resaltó el avance de la ciencia que completó el genoma humano, lo que permitirá encontrar respuestas a otros males del cuerpo, pero al mismo tiempo advirtió que una mala utilización de este avance permitiría entrar en un peligroso terreno de la fabricación de la vida y la clonación.
El obispo colombiano, quien esta semana deja el cargo, mencionó la globalización como otra preocupación de la Iglesia. En ese sentido, indicó que este avance tiene solamente en cuenta la tecnología y la economía, sin embargo ha ahondado la brecha entre ricos y pobres. A consecuencia de este fenómeno, según advirtió, hay un crecimiento devastador de la exclusión que llevan al comercio de órganos, secuestro de niños, a la pedofilia, prostitución juvenil, así como la vinculación de niños y jóvenes al comercio de las drogas y a su consumo.
Jiménez Carvajal también manifestó su preocupación sobre la falta de trabajo e indicó que esta carencia y la ascendente pérdida de calidad de los empleos crean un peligroso interrogante para aquellas generaciones que lo demandarán.
Criticó también a los organismos internacionales que con sus préstamos pasajeros crean una sensación de bienestar artificial. Asimismo, considera que el terrible déficit de atención social, de viviendas y de alimentación expresan la subversión de la pobreza, que puede ser devastadora para la democracia, más que la misma subversión política.
Otros males que enumeró Jiménez Carvajal se refieren a la apoteosis de la muerte, el irrespeto de la vida, el narcotráfico, el consumo de drogas, que oscurecen al continente.
El obispo explicó que la Iglesia considera que atender la familia será fundamental para generar comunidades más humanas. También se debe evangelizar la cultura, la ciencia, la investigación, así como la economía, poniéndolas al servicio del ser humano.
REUNIÓN DE OBISPOS BAJO ESTRICTAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
Con la presencia del representante del Vaticano, cardenal Giovanni Battista Re, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) inició ayer sus deliberaciones en el santuario de Tuparendá, ubicado a 34,5 kilómetros al este de Asunción sobre la ruta internacional Nº 2, jurisdicción de Ypacaraí.
El encuentro, con la participación de siete cardenales, 16 arzobispos, 40 obispos presidentes de Conferencias Episcopales e invitados especiales, se desarrolla bajo estrictas medidas de seguridad.
Aproximadamente 60 efectivos especiales de la Policía Nacional custodian la casa de retiro José Kentenich, ubicada en la cima de un cerro y rodeada de una exuberante vegetación que caracteriza a este santuario.
Los pastores, que en su mayoría arribaron a nuestra capital entre el domingo y la mañana del lunes, iniciaron sus actividades con la misa que presidió el enviado papal. El acto litúrgico tuvo lugar en una capilla, que según los encargados de prensa de la Conferencia Episcopal Paraguaya, fue construida por el movimiento de Schoestatt para este evento.
Una vez terminada la celebración, los religiosos participaron de un desayuno e inmediatamente después se dio lugar a la apertura oficial con las palabras de Mons. Adalberto Martínez, obispo anfitrión (Tuparendá está en la diócesis de San Lorenzo). Luego se dirigieron a los presentes el enviado papal, Mons. Giovanni Battista Re, y el presidente del CELAM, Mons. Jorge Enrique Carvajal, quien durante esta asamblea entregará el cargo a otro obispo. Según trascendido, su reemplazante sería de uno de los países del Cono Sur.
Además de la elección de autoridades, en esta conferencia se delinearán las opciones pastorales para enfrentar las desigualdades que genera la globalización en el continente americano.
Este evento culminará el viernes con una misa que se oficiará a las 18:00 en el santuario de la Virgen de Caacupé.
EVANGELIZACIÓN DE ASIA ES UN DESAFÍO PARA EL CELAM
La preocupación de los obispos de Latinoamérica, un continente con el mayor índice de católicos en el mundo, consiste en aumentar el número de misioneros. La evangelización de los países asiáticos, en especial la China, es un gran desafío para la Iglesia Católica de América Latina que hasta ahora envió muy pocos misioneros a los demás países donde aún no llega el evangelio de Jesús.
Esto señaló el obispo de San Pedro y responsable del departamento de Misiones del CELAM, Mons. Fernando Lugo, quien agregó que nuestro continente tiene esa enorme responsabilidad y un desafío muy importante para difundir la fe.
Con relación al desarrollo de la cumbre de obispos en nuestro país, sostuvo que es un acontecimiento histórico, porque la última vez que hubo un encuentro similar fue en 1983. Recordó que se discutirán temas de interés social y de actualidad, como lo es sin lugar a dudas la globalización y la nueva evangelización en un mundo de constantes cambios.
Mencionó que decidirán además el lugar donde se desarrollará el encuentro del episcopado latinoamericano. La petición ya se realizó al Vaticano y se aguarda que el Papa lo convoque oficialmente. No se descarta que esa reunión se desarrolle en uno de los países del Mercosur. Será un acontecimiento trascendental para nosotros porque en el 2005 el CELAM cumplirá 50 años de servicio en Latinoamérica, concluyó Lugo.
CARDENAL RE MANIFESTÓ LA FE ESTÁ SOMETIDA A DURA PRUEBA
El prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Giovanni Battista Re, manifestó que hoy en día la fe está sometida a una dura prueba. Indicó que los estilos de vida y corrientes de pensamiento la minan en sus raíces o la ponen en duda.
Fue durante la homilía que pronunció ayer de mañana en la santa misa celebrada en Tuparendá antes del inicio de la XXIX asamblea ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Concelebraron la eucaristía con el enviado del Papa los demás cardenales y obispos que asisten al cónclave que finalizará este viernes con una misa en la Basílica de Caacupé.
Señaló el cardenal que actualmente no basta una fe superficial o tradicional. Especificó que estamos llamados a actuar en orden a una renovación de la fe, es decir, para ayudar a alcanzar una fe convencida, se precisa una sólida fe personal.
Nunca como hoy la Iglesia en América Latina ha tenido tantos medios y tantas posibilidades de anunciar a Jesucristo y hacer crecer en la fe. No podemos permitir que en nuestros pueblos la fe en el Hijo de Dios sea sustituida por la indiferencia religiosa ni que las preocupaciones de este mundo sofoquen la aspiración hacia Dios, sostuvo el representante del Santo Padre.
Añadió que el desarrollo económico y tecnológico que, si bien con retraso, se va abriendo camino en América Latina, ha de estar acompañado por el desarrollo espiritual. Un desarrollo exclusivamente económico termina por destruir al hombre, subrayó Re.