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“No debemos perder tiempo buscando lo que no se puede lograr”, dice la psicóloga María Luisa Barboza, quien describe a las personas perfeccionistas como sobreadaptadas a las exigencias de tener todo bajo control, un sufrimiento continuo que casi nunca produce placer y sí frustración. La profesional detalla: “Los perfeccionistas son personas insatisfechas, ansiosas, atentas al qué dirán, en la mayoría de los casos han sido duramente criticados en su niñez, hasta el punto de sentirse inseguras aunque demuestren disciplina, alto nivel de concentración y tolerancia a vivir bajo presión. Culturalmente es más frecuente observar esta conducta en mujeres, ya que son las encargadas de la organización del hogar y los acontecimientos festivos”.
–¿Cómo equilibramos los preparativos festivos?
–Lo ideal es planificar en la última semana de noviembre, para que en los primeros días de diciembre ya realizar las llamadas a la gente que queremos invitar, adaptándonos así a los tiempos y actividades de esas personas. Paralelamente hacer los arreglos y decoración de la casa, la vajilla. Así, de a poco, se evita el cansancio extremo de preparar una celebración. Si ocurre algo inesperado y no se puede cumplir lo establecido, en la actualidad tenemos un mercado de oportunidades tanto para la comida, la ropa, los regalos e incluso el servicio a domicilio, para pasar de ser el anfitrión a un invitado más.
–¿Qué es obligación en estas fiestas?
–Las obligaciones están relacionadas con las costumbres de cada lugar. A través de ellas se transmiten tradiciones a las siguientes generaciones. Algunas obligaciones son pasar Navidad en familia, comer comida casera, decorar la casa, trasnochar, preparar clericó, entregar regalos, pedir deseos de amor, paz y alegría.
–¿Qué criterios debemos manejar respecto a los regalos materiales?
- Es un momento significativo intercambiar regalos con un significado especial de dar y recibir. Es importante que las familias se pongan de acuerdo en cuanto a unificar criterios, si se hará un regalo por familia, algo que sea útil para todos, o se obsequiará solo a los niños. Puede que cada una se encargue de comprar para los suyos o se donará el dinero a un centro de beneficencia. Hay infinidad de posibilidades de acuerdo a las creencias o realidad económica.
–¿Cómo supera una buena anfitriona, pero cansada, un comentario mordaz?
–A pesar de que, sobre todo la Navidad, tiene un espíritu de armonía, muchas veces se ve tensionado por comentarios, roces, enfrentamientos. Generalmente las tensiones entre ciertos miembros de la familia son de larga data, y, con la sensibilidad a flor de piel de quien estuvo organizando la reunión familiar, la situación se vuelve tensa o estalla el enojo. En honor a los invitados hay que ser tolerante, dando el ejemplo de resiliencia a los niños, reparar el daño pidiendo disculpas por lo dicho. También sufren las personas mayores con estos roces. Si algún invitado acostumbra a hacer comentarios hirientes, estar preparados para prever lo que ya se conoce.
–Muchas familias no pueden dejar de invitar al pariente conflictivo.
–Ese es un desafío. Como primera medida hay que aceptar la realidad de que hay un invitado conflictivo. Si se acepta la idea es más fácil conversar con los miembros de la familia sobre cómo prepararse para que la fiesta no se vea empañada por sus rasgos conflictivos o negativismo; conversar sin estar a la defensiva, no contestar si hay ataques verbales, priorizar la paz sobre todo, no es momento para sacar a relucir problema o rencores de otras épocas. Poner música que genere buena onda. Entre todos se puede colaborar para lograr un ambiente festivo.
–¿Cómo prevenir el desborde en el comer y beber?
–Es imposible evitar que haya desbordes cuando hay personas que no manejan sus conductas adictivas, no siempre será como lo planeamos. No obstante, se pueden manejar ideas que ayuden a prevenir malos ratos, como minimizar el atracón poniendo toda la comida en un solo lugar y que cada uno tenga que levantarse y servirse, en vez de tener en la mesa la fuente de comida. Contar con variedad de ensaladas, carnes al horno, salsas ligeras con poca sal. Es aconsejable disponer pequeños recipientes con maníes y aceitunas para que el invitado pueda picar algo y así evitar que el alcohol surta efecto indeseable. También tener opciones de cócteles con bajo nivel de alcohol.
–¿Cuánto afecta psíquica y físicamente querer tener cada detalle bajo control?
–Todo bajo control es un propósito que no es real, con un alto costo en la salud física y mental. Se llega con un cansancio abrumador, con sentimientos encontrados que producen desilusiones y enojos, además de la pesada carga de sentir la obligación de hacer todo perfecto. Afecta el ánimo, llegando a un agotamiento progresivo que finalmente desmotiva o potencia el mal humor. En lo físico se manifiesta como dolor de cabeza, tensión muscular, indigestión, calambres, cansancio excesivo, insomnio, problemas en la piel, mareos y hasta problema cardiovasculares.
–¿Un último consejo para una noche imperfecta pero feliz?
–No ser tan críticos con uno mismo ni con los demás, porque desmotiva y la tendencia general es que a mayor presión, mayor posibilidad de error debido al estrés. Valorar el sentido de las fiestas: pasar un momento emotivo, especial, junto con familiares y amigos. Los invitados no buscan la perfección pero si el cariño, el buen trato y la alegría de compartir con gente querida.
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