La epopeya de las mujeres y los niños durante la Guerra de la Triple Alianza

Una recreación novelada de la historia es la que plantea Sixto Rubens Cáceres Ocampos (60) en su libro “Las Batallas Jamás Contadas” que se presentó esta semana. El eje de la obra es el genocidio paraguayo durante la Guerra contra la Triple Alianza, en la que las mujeres y los niños tuvieron un protagonismo épico. A 150 años del inicio de la contienda, sus páginas rescatan el heroísmo guaraní y apuntan a ser un guión cinematográfico.

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“Con esta novela estoy tratando de llegar al cine, para que el mundo entero conozca a fondo nuestra historia”, asegura Sixto Rubens Cáceres al hablar de su novela histórica “Las Batallas Jamás Contadas”.

“No hay precedente histórico ni en América ni en el mundo, en que a un país derrotado y sin hombres se le haya seguido aniquilando hasta destruir la tierra misma. ¿Que pasó? Solamente quedaron niños, mujeres y ancianos y aún así el enemigo, la Triple Alianza, no aceptaba la rendición”, refiere al precisar que se basa en una investigación histórica y que será precursora de un guión cinematográfico.

Recuerda que en la relación de los hechos incluye que a partir de la batalla de Lomas Valentinas, en 1868, todo prisionero era decapitado y esa es una de las razones por las cuales en Piribebuy y en Acosta Ñu las mujeres por nada del mundo se entregaban por temor a ser violadas y exterminadas.

El libro tiene como soporte toda esa pesquisa de más de diez años realizada por el mismo Cáceres Ocampos y que se publicó el año pasado bajo el título “Exterminio en el Corazón de América”.

De acuerdo con el autor, se trató de una investigación paralela al revisionismo, que es la contracara de la historia oficial de la Guerra de la Triple Alianza. “¿Quiénes escribieron la historia oficial? Nuestros enemigos, los vencedores. Y ellos, con esa historia, quisieron tapar todo el crimen que cometieron”.

En su nueva obra, Sixto Rubens Cáceres recrea la batalla de Piribebuy y relata que por el solo hecho de que un general como José Luis Mena Barreto haya sido eliminado por un chico de 13 años de nombre Gervasio León, ha caído toda la furia de los aliados sobre todo un pueblo. Para materializar esta venganza, un criminal como el conde de Eu (Gastón de Orleans), yerno del emperador del Brasil, Pedro II, vino con la misión de exterminar al país. “Toma prisioneros a los sobrevivientes de Piribebuy y cuando murió Mena Barreto, se enojó tanto que llegó a decapitar con sable a todos los prisioneros, unos 900”.

Aclara que “todo esto forma parte de la novela que voy desarrollando y que no busca reabrir heridas, como suelen decir en Brasil. Mi novela es una explicación sobre mi propia investigación que habla de intromisión de un cuarto país que es Inglaterra y que tenía sus intereses”.

Insiste que toda la novela, se ciñe a su investigación realizada anteriormente: “En el mundo hay tres genocidios indiscutibles que son el genocidio judío (holocausto), el genocidio armenio y el genocidio paraguayo. Por ello creo que esta es una novela épica en la que utilizo términos simples y sencillos con mucha creatividad para llegar a la gente”.

Las investigaciones fueron realizadas por el autor cuando vivía en la Argentina donde estudió Letras en la Universidad de La Plata entre 1974 y 1975. Cuenta que allí se adentró en las ideas de Juan Bautista Alberdi, un gran defensor de la causa paraguaya y también investigó todo lo relacionado con Bartolomé Mitre. Así inició su recopilación de datos y documentos, pues en Paraguay había quedado poco debido a que cuando el conde de Eu incendió Piribebuy con las llamas “prácticamente se quemó la mayor parte, podría decirse un 70%, de nuestros documentos y nuestra historia. Yo tuve que hacer investigaciones primero en Brasil y Argentina y luego Paraguay. Es decir, para dominar nuestra historia, tuve que dominar primero la de nuestros vecinos”.

Algunos detalles finales de la novela tuvieron la participación de su hija María Fernanda Cáceres Solano López, quien eligió el título. ¿Por qué? “Las Batallas Jamás Contadas es un nombre de fantasía. Pero hace referencia a la realidad de las batallas de Curupayty, Piribebuy y Cerro Corá, que sí existieron, aunque se recrean los hechos con personajes históricos y con todo el escenario”, menciona.

“La obra es un homenaje a esos niños, a esas mujeres y, en ese sentido, el libro nos transporta al ayer, hace que nos imaginemos cómo habrá sido la vida de esos pequeños, de esas madres en ese momento, el día a día de esas personas. Mujeres que de haber sido grandes personajes de la sociedad, de estar en salones de fiestas con hermosos vestidos y joyas, terminan luchando con las armas que tenían: arena, piedras en los cañones, con sus uñas, con sus manos y con sus dientes. También tomaron el mando y hacían de sargentas o coroneles”, dice María Fernanda Cáceres.

Refiere que uno de los capítulos más emotivos del libro es la quema del hospital de Piribebuy por el conde de Eu, quien se llevó a las mujeres hacia un pastizal para que vieran cómo morían sus niños.

Como ejemplo de uno de los personajes de los que el lector termina “enamorándose” menciona a Ramonita Martínez, que tuvo un papel importante en la vida de Francisco Solano López. La joven de 15 años había servido como doméstica en la casa de Elisa Alicia Lynch, pero luego pelea en Itá Ybaté y Lomas Valentinas con la espada que le había dado el mayor Francisco Ozuna.

Ramonita Martínez llegó hasta Piribebuy donde se hace amiga de una niña llamada Anita y le enseña lo que es la guerra buscando mil formas de explicarle para que entienda por qué todos debían seguir al Mariscal en ese momento, como en un juego de ajedrez, o como lo hacen las abejas.

Todo el argumento se desarrolla en escenarios reales visitados por el autor para la descripción fiel. Incluso, está contextualizada la importancia de los sitios en la vida del Paraguay, antes de que se desatara la cruenta e injusta guerra.

CONTEXTO DE LA OBRA

Al referir el panorama en el que desarrolla la novela, el autor revela: “Argentina y Brasil eran países que vendían toda su producción a Inglaterra a uno para que esta les revendía a cuatro como producto terminado. Paraguay, en cambio, se autoabastecía, era un país rico, tenía su fundición, fabricaba su pólvora, sus cacerolas, sus cubiertos, sus ropas. ¡Nosotros fabricábamos papel! Todo esto con el dinero que quedó de los tiempos del Dr. Francia y que don Carlos A. López supo administrar bien. Éramos un país sin un solo analfabeto cuando Argentina tenía 85% y Brasil 90% e Inglaterra 2.500.000”.

pgomez@abc.com.py

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